Ciudad del Vaticano, (EFE) - Un hombre con problemas psíquicos y que ya estuvo ingresado en un manicomio por asesinar al alcalde de su pueblo, mantuvo en vilo a la opinión pública durante dos horas y medias, tras saltar la barandilla de la balconada de la cúpula de la Basílica de San Pedro y amenazar con suicidarse.
En un rápida acción de los bomberos, uno de ellos saltó la barandilla y logró bloquear a Rino Santilli, de 46 años, natural de la provincia central italiana de L'Aquila, que amenazaba con suicidarse si no le garantizaban fondos para abrir un orfanato.
El hecho ocurrió pocas horas antes de que se celebre en la basílica de San Pedro del Vaticano la Vigilia Pascual, en un día muy importante para la Iglesia, que será seguida por el Papa por televisión.
Según ha contado su madre, que lo reconoció al verlo por televisión, el hombre partió esta mañana en tren desde su pueblo, Roccacasale, en la provincia de L'Aquila, a un centenar de kilómetros de Roma, con destino a la capital.
Santilli, al parecer, no contó a nadie cuales eran sus intenciones.
A media mañana llegó a Roma y se trasladó al Vaticano. A las dos y media de la tarde local (13.30 GMT) el hombre logró subir a la cúpula, llena de turistas, como todo el Vaticano en estos días.
En medio del estupor de los turistas, saltó la barandilla de la balconada y amenazó con arrojarse al vacío si no se atendían sus peticiones.
Inmediatamente fue acordonada la zona y un grupo de bomberos especializados subieron a la cúpula y junto al arzobispo Renato Boccardo, secretario de la Pontificia Comisión de la Ciudad del Vaticano, intentaron convencerle para que depusiera su actitud.
El hombre, según fuentes vaticanas, exigió que se entregara una carta al Papa, en la que, al parecer, exigía fondos para construir un orfanato para niños pobres.
Santilli, soltero, tiene adoptado a varios a distancia y según contó su madre trabaja como voluntario en un hospicio.
El hombre tiene problemas psiquiátricos y estuvo ingresado en un manicomio en 1983 tras asesinar al alcalde de su pueblo, Giuseppe D'Ascanio.
Recientemente el hombre pidió perdón a la viuda de D'Ascanio, a la que mandó una carta, según contó la mujer.
Esta no es la primera vez que Santilli realiza un gesto como este. En 1988, durante un permiso obtenido en el manicomio de Montelupo, donde estaba recluido por la muerte del alcalde, viajó a Florencia y subió hasta la cúpula de la catedral, amenazando también en aquella ocasión con arrojarse.
Según fuentes de los bomberos, el hombre pretendía con su gesto sólo llamar la atención y prueba de ello es que aceptó atarse con una cuerda que le lanzaron los bomberos antes de que éstos lograran bloquearle y ponerle a salvo.