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Hora cero/Un buen ojo para la política...

Roberto Orozco Melo

Como sabemos el ya famoso grupo político “Todos Unidos con México” decidió que fuera la participación ciudadana la que resolviera quién iba a ser, de entre los selectos miembros de ese exclusivo club democrático, el precandidato a la Presidencia de la República que contenderá contra el licenciado Roberto Madrazo Pintado por la postulación del Partido Revolucionario Institucional.

A propósito, hace días alguien tocó la puerta de mi casa y me apresuré a abrirla. Era el mensajero de una empresa de paquetería, quien puso en mis manos un sobre de plástico con etiqueta en technicolor y mi nombre escrito con marcador negro. Lo remitían cuatro empresas consultoras de opinión pública, así que firmé el recibo y me puse a abrir aquel continente para averiguar su contenido que fue, ni más ni menos, la dichosa encuesta política nacional organizada por “Todos Unidos con México”. El mismo día requisité la respuesta y devolví mi opinión por conducto de la misma mensajería.

El miércoles pasado tuvo lugar en Saltillo la rendición de protesta del profesor Humberto Moreira Valdés, como candidato del PRI a gobernador de Coahuila. A este evento asistieron los aspirantes presidenciales del Tucom, invitados por Enrique Martínez y Martínez, actual gobernador y también miembro distinguido de Todos Unidos por México. En cuanto a mi persona, al llegar me sentaron al centro de la segunda fila y allí estuve dos horas hasta que arribaron los invitados de excepción, entre los que destacaban los pretendientes presidenciales por el Tucom. Uno de ellos quedó aposentado en la primera fila, delante de la que ocupábamos varios otros invitados, de modo que nos resultó inevitable contemplar cada uno de sus movimientos y reacciones durante el acto partidista: era Arturo Montiel, gobernador del Estado de México y pretendiente a la silla presidencial.

“Mire -me dijo un vecino de aquella hilera de sillas- mire nomás lo triste y desguansado que está el señor gobernador Montiel. En efecto el hombre parecía poseído de fatiga o se sentía fuera de lugar, como si alguna grave pena conturbara su espíritu. Ya levantaba la vista para mirar hacia el foro, ya para observar el despintado techo. Luego disponía de su mano derecha como apoyo para su prominente barbilla. En veces se rascaba con cierta desesperación la pelambre de la nuca. Si alguna palabra de cortesía dirigía a sus vecinos de hilera, ambos personas mayores, éstos no parecían escucharlo. El señor Montiel Rojas daba la impresión de haber quedado aislado del vórtice de entusiasmo en que efectuaba el juramento partidista de Humberto Moreira y así se enjutaba en su silla y expelía discretos bostezos.

¿Qué le pasaba? ¿Sufría de spleen como el actor de la Inglaterra? Algunos de sus compañeros tucomescos estaban bien ubicados en el presidium del acto e intercambiaban comentarios divertidos, a juzgar por las risas, ya con el gobernador Martínez, ya con el líder Madrazo, ya con el recién juramentado Moreira y otros personajes. Él, sin embargo, estaba en las filas de los de abajo, ciertamente en la primera línea, pero a la vista bastante aburrido.

Mi compañero de hilera -después supe que era un líder obrero- susurró a escasos centímetros de mi oído: “fíjese, fíjese, a mí se me hace que a este señor ya le dijeron que no va a ser el candidato del Tucom: mírelo qué amuinado se le contempla”.

Pues sí, respondí secamente, tratando de ser discreto. El dirigente social no se contuvo: “no pos, si desde el aeropuerto lo traían cortado sus cinco amigos; el compañero Montiel estaba sentado en una banca, solito, mientras los otros contaban chascarrillos a sólo unos pasos”...

La salida del público, al terminar el evento resultó una proeza, incluso para el señor Montiel, a quien de repente perdí de vista, pero ya en el exterior observé que subía al autobús de la comitiva, también solo, también cabizbajo. ¿Sería en efecto porque los porcentajes de preferencia de los ciudadanos no le habían favorecido?

Es jueves por la noche, me apoltrono en la sala de mi casa para ver y escuchar los noticieros de la televisión y me entero que, al contrario de lo que sugería el proceder del señor Arturo Montiel, gobernador del Estado de México, precisamente él mismo había obtenido la mayor preferencia de la opinión pública encuestada para ser el contrincante de Roberto Madrazo en la elección interna del PRI.

Y luego ayer, al salir de un desayunadero, he aquí que me topo al líder sindical que fue mi vecino en la segunda fila del acto político del miércoles, para quien verme nuevamente y abordarme fue todo uno:

“Quiubo, licenciado, ¿qué le dije en el Consejo Político sobre Arturo Montiel?... ¿se acuerda? A ver...¿qué fue lo que le dije?”...Sí, contesté, que Montiel estaba triste porque lo habían desahuciado en sus aspiraciones...Mi interlocutor se encrespó: “¡no hombre! Acuérdese bien, fue al revés: le dije que el hombre estaba preocupado porque ya le habían dicho que era el ganador del Tucom...¡No mi lic. Si yo tengo muy buen ojo para la política y nunca me ha fallado! ¡Ya verá: mañana amanezco en Toluca y ái después le platico cómo me fue!”...

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