El veterano militar de guerra viajó hasta Aceh, donde está desplegado desde el viernes con cinco naves de apoyo y aviones para dirigir las ayudas.
Yakarta, (EFE).- El veterano militar y jefe de la diplomacia estadounidense, Colin Powell, reconoció hoy tras sobrevolar la devastada provincia indonesia de Aceh que nunca antes, ni siquiera en la guerra, había visto algo parecido.
"He estado en la guerra y he sido testigo de un buen número de huracanes, tornados y de otras operaciones de emergencia, pero nunca había visto algo así", dijo el secretario de Estado tras sobrevolar durante varias horas el norte de Sumatra, la zona más castigada del maremoto asiático y donde han muerto más de 94 mil personas.
"Hemos visto escenas en televisión y en la prensa (...) pero ser testigo directo desde un helicóptero, sobrevolando la ciudad, te da la apreciación real de lo que pudo suceder cuando llegó el tsunami (ola gigante), la muerte y la destrucción", manifestó Powell conmocionado.
El veterano militar de guerra viajó hasta Aceh, donde está desplegado desde el viernes el portaaviones Abraham Lincoln con cinco naves de apoyo y una docena de helicópteros y aviones para dirigir las ayudas, junto a Jeb Bush, gobernador de Florida y hermano del presidente George W. Bush.
Este despliegue humanitario estadounidense es el mayor desde la erupción del volcán Pinabuto, ocurrida en Filipinas en 1991; lo que algunas organizaciones no gubernamentales indonesias interpretan como un intento por parte de la Casa Blanca de limpiar la imagen bélica de este país en regiones musulmanas, como es el antiguo sultanato de Aceh.
Pero lo cierto es que las palabras de Powell reflejan una realidad aterradora: una región totalmente devastada, sin apenas vida y donde, por poner un ejemplo, han muerto o desaparecido mil 500 de los dos mil policías activos que operaban en la capital provincial, dijeron a EFE fuentes de la Unión Europea en Yakarta.
Hoy también viajó hasta Banda Aceh una delegación de la Comisión Europea encabezada por el comisario de Desarrollo y Asistencia Humanitaria, Louis Mitchel, quien calificó el escenario de "apocalíptico".
En este sentido, el portavoz de Mitchel comentó a EFE: "pensamos que lo habíamos visto todo" tras visitar Sri Lanka, "pero lo peor está aquí".
"Todo está completamente destruido, cuerpos sin vida, fosas comunes; hay que limpiarlo todo e iniciar la reconstrucción", detalló Mitchel en una rueda de prensa celebrada en Yakarta a su regreso de Aceh.
El comisario se mostró muy crítico con lo que calificó un "concurso de belleza", en referencia a la carrera de los países y las instituciones de hacer donaciones millonarias sin tener claros los objetivos.
Para el comisario europeo ya hay suficiente dinero, lo que es ahora absolutamente necesario es la coordinación entre la ONU y otras organizaciones, "hay que ser honesto e inteligente para que los proyectos den resultados a medio-largo plazo", insistió.
Mitchel también mostró su preocupación por el tráfico de menores que han quedado huérfanos en la catástrofe, que se calculan en 35.000 sólo en Sumatra, y también por las enfermedades, epidemias y falta de salubridad en la zona.
El seísmo de 9,0 grados en la escala abierta de Richter se registró a unos 200 kilómetros de las costas de Sumatra, por lo que esta región además del impacto del fuerte maremoto fue la primera a la que llegó el mortal "tsunami".
Mañana, jueves, la capital indonesia acogerá una conferencia extraordinaria, presidida por el secretario general de la ONU, Kofi Annan, en la que se evaluarán las consecuencias del maremoto y se discutirá la creación de un sistema de detección de desastres en la región.
Mientras tanto, los Gobiernos no cesan en anunciar ayudas millonarias para paliar las consecuencias de esta tragedia y el último en hacerlo fue el primer ministro australiano, John Howard, quien ofreció hoy en Yakarta 764 millones de dólares.
De hecho, el llamamiento que realizó Annan después del maremoto para alcanzar los dos mil millones de dólares en ayudas ya ha sido superado con creces.
Más de 150 mil personas han muerto en once países como consecuencia del maremoto, desde Indonesia hasta Somalia, pasando por Tailandia, Sri Lanka o India, todos ellos bañados por las aguas del Océano Indico.