Ginebra, (EFE).- El Hospital Universitario de Vaud, en la localidad suiza de Lausanne, será el primero del país que permita, a partir del 1 de enero, el suicidio asistido dentro de su propio recinto, aunque bajo condiciones muy estrictas y en muy contadas ocasiones, según publica la prensa helvética.
El suicidio asistido -permitido por la ley helvética sólo en casos de personas conscientes y con una enfermedad incurable o mortal a corto plazo-, consiste en ofrecer la ayuda exterior necesaria para facilitar la muerte de quien claramente quiere acabar con su vida pero no tiene medios para hacerlo.
En un país donde uno de cada diez suicidios son asistidos, hasta el momento todos los hospitales se habían negado a practicarlo e, incluso, a permitir que alguna organización especializada acudiera a sus instalaciones para llevarlo a cabo.
Sin embargo, el hospital universitario de Lausanne permitirá a partir del próximo año que dentro de sus muros se puedan practicar suicidios asistidos, aunque de forma "excepcional y muy restrictiva", según las informaciones publicadas.
Los responsables del centro aseguran que en los últimos cinco años tres pacientes les han solicitado esa posibilidad, ya que no pueden ser trasladados a sus casas, donde sí pueden acudir miembros de organizaciones especializadas.
La controvertida autorización va acompañada de muchos requisitos, como que el paciente no pueda ser trasladado a su casa, que su caso sea estudiado previamente por una Comisión Etica o que sea él mismo el que lleve a cabo el "gesto de consumación".
La Comisión Etica que evalúe el caso deberá comprobar que se cumplen diferentes criterios, como la insistencia en la petición por parte del paciente, el carácter incurable o mortal de su enfermedad y la capacidad de discernir del afectado.
Previamente el enfermo tiene que haber sido motivado para recurrir a otras alternativas y ha de haber recibido cuidados paliativos.
Además, ningún miembro del personal del hospital podrá ser el que preste la asistencia necesaria para consumar el suicidio, sino que el paciente tendrá que recurrir a médicos externos o a alguna organización que ofrezca ese tipo de servicios.
Los responsables detallan al respecto que, si un médico del propio centro quiere colaborar con el deseo de morir del paciente, habrá de hacerlo "fuera del ejercicio de sus funciones" y, por lo tanto, en uno de sus días libres.