Una de las cosas que llama la atención es cómo las autoridades responsables del diseño vial en las distintas ciudades del país, incluyendo las áreas metropolitanas de México, Guadalajara, Monterrey, Puebla, Torreón, Ciudad Juárez etc., así como las empresas constructoras encargadas de los proyectos correspondientes hacen un trabajo tan mediocre en pleno siglo 21.
En el caso de Monterrey, por ejemplo, basta con hacer un recorrido de las obras viales más recientes, como son el túnel de la Loma Larga, el puente atirantado, los pasos elevados de Morones Prieto, incluyendo el de Santa Bárbara en Garza García, así como las recurrentes reparaciones de la carpeta asfáltica, para constatar su pésimo diseño y mal acabado.
Los accesos a estos proyectos viales, o las salidas de los mismos, así como los espacios en los pasos elevados, apenas si respetan los conceptos más elementales de diseño vial. Uno pensaría que con los avances en la tecnología, las computadoras, el Internet y la cercanía a Estados Unidos, los responsables de estos proyectos se tomaran la molestia de consultar a especialistas en la materia. Pero eso no sucede, como lo demuestra el solo hecho de comparar nuestras obras viales y pasos elevados con los del Valle de Texas, así como el vergonzoso tramo mexicano del puente que comunica la ciudad de Reynosa con la de Pharr, Texas.
Estos comentarios vienen a colación debido a que las autoridades de Nuevo León parece que quieren seguir atendiendo los problemas de la ciudad copiando acciones que se realizan en la capital del país, con deficiencias similares o mayores a las nuestras.
En Noviembre de 1989 el gobierno de la Ciudad de México implantó una regulación que prohíbe la circulación de cada automóvil un día específico a la semana, con el propósito de aliviar los problemas de contaminación y congestionamiento de tráfico. Esta regulación, llamada “Hoy no Circula”, ha registrado desde entonces diversas modificaciones, en algunos casos eximiendo de la misma a los autos nuevos.
La iniciativa de Ley Ambiental del Estado de Nuevo León, propuesta por el Gobernador Natividad González Parás y presentada el 11 de mayo al Congreso local, contempla en su artículo 150 la posibilidad de implantar un programa similar al vigente en la capital del país, sobretodo en casos de “contaminación ostensible, o para prevenir y reducir las emisiones de contaminantes…”
La ciencia económica nos enseña que regulaciones como el “Hoy no Circula” son esquemas de racionamiento bastante ineficientes, imponen costos en bienestar social que son mayores a los que se derivan de los mecanismos de mercado que, debo insistir, son más efectivos en reducir el tránsito vehicular y la contaminación ambiental.
La experiencia del “Hoy no Circula” fue estudiada con detalle por especialistas del Banco Mundial desde 1997, quienes encontraron que había sido contraproducente, ya que en la práctica aumentó el tráfico vehicular, el consumo de gasolina y los niveles de contaminación. Este estudio muestra que la Ciudad de México, por ejemplo, era tradicionalmente exportadora de autos usados al resto del país, pero comenzó a importarlos en los años posteriores a la implantación de dicha regulación. Los datos muestran que antes del “Hoy no Circula” la Capital exportaba anualmente en promedio 74,000 autos usados al resto del país, mientras que en los primeros cuatro años posteriores a la regulación importó un promedio de 85,000 autos usados anuales.
La adquisición de autos usados es la respuesta de los habitantes de la Ciudad de México a la regulación, lo que implicó un incremento en su uso que elevó el tiempo de manejo total, el consumo de gasolina, los accidentes viales y el nivel de contaminación. Agudizó, además, el problema de la corrupción.
La expansión del parque vehicular con autos usados tiene implicaciones obvias. Los autos viejos son menos eficientes en el consumo de gasolina debido tanto al diseño original como a su deterioro en el tiempo. Una parte de la poca eficiencia en el uso de combustibles de los autos viejos se debe a su combustión incompleta, lo que hace que sean más contaminantes por kilómetro transitado y por litro de gasolina consumido.
Es paradójico, además, que mientras por un lado las autoridades contemplan la posibilidad de implantar en Monterrey, y más adelante quizá en otras ciudades del país, el “Hoy no Circula”, que alentaría la entrada a la entidad de autos usados, por otro lado digan que no están dispuestas a seguir regularizando de manera recurrente los autos usados chuecos. El “Hoy no Circula” sería una invitación para que nuestras ciudades se llenen de autos chatarra, nacionales y chuecos.
La teoría económica nos enseña que esta estrategia es una forma costosa, para los individuos y para la sociedad, de tratar de reducir la contaminación y el tráfico de vehículos. El análisis cuantitativo encontró, además, que es una estrategia contraproducente. No extraña, por tanto, que en marzo de 1999 el Instituto de Recursos Mundiales (WRI por sus siglas en inglés) haya señalado en su informe 1998-1999 que el Distrito Federal ocupaba el primer lugar en el escalafón de las ciudades más contaminadas del mundo.
Múltiples estudios han demostrado que muchas de las estrategias para controlar la contaminación vehicular pueden mejorarse si incluyen instrumentos que desalientan directamente el uso del automóvil, como son los impuestos a los combustibles, que son más efectivos y generan menos distorsiones que regulaciones como el “Hoy no Circula”. Ojalá que en esto, por lo menos, las autoridades no metan otra vez la pata.
