EL SIGLO DE TORREÓN
Toda una tradición colorida resulta la llegada de la Primavera y la Pascua, especialmente para los chiquitines que son quienes más las disfrutan.
El domingo pasado en el interior de una juguetería situada en conocida plaza comercial estuvieron presentes algunos niños, quienes afanosamente buscaron huevos de chocolate, supuestamente dejados por el Conejo de Pascua.
Únicamente los pequeños entraron a este local, en el cual había escondidos entre los juguetes, cascarones de colores decorados con una belleza extraordinaria que los hicieron únicos.
Los primeros niños en entrar a la juguetería fueron los más pequeños, y enseguida pasaron los más grandecitos.
Es así que los huevos de Pascua son uno de los símbolos de la Semana Santa y sus orígenes se remontan a varios siglos atrás.
En un inicio, los huevos se pintaban de colores llamativos y fuertes para representar la luz de la Primavera y eran colocados por el Conejo de Pascua. Los hay de todos los tonos, la mayoría son los de chocolate, los huevos de Pascua, que significan fertilidad, esperanza y renacimiento.
Desde entonces la tradición de regalar, intercambiar y sobre todo, decorar y comer los huevos de Pascua se ha extendido hasta ahora, cada vez más personas lo hacen, lo que se convierte en un buen pretexto para esconderlos y que los niños encuentren.