Nueva York, (Notimex).- El escritor estadunidense Hunter S. Thompson, padre del llamado "periodismo gonzo", quien se suicidió de un disparo en la cabeza lo hizo mientras hablaba por teléfono con su mujer, según reconoció ella misma.
"Estaba hablando por teléfono con él, bajó el aparato y lo hizo.
Oí el sonido de la pistola. Esperé a que se pusiera de nuevo", recordó su viuda Anita Thompson en declaraciones al Aspen Daily News, el periódico local de Colorado donde reside la familia.
Anita, de 32 años, dijo que antes de suicidarse le había pedido que regresara a casa para hacer juntos su columna para la cadena especializada en deportes ESPN, aunque indicó que en los últimos meses el escritor había hablado de la posibilidad de suicidarse.
Incluso, había dado instrucciones sobre qué hacer con su cadáver y sus obras aún no publicadas. Su cuerpo fue encontrado por su hijo mayor, quien se encontraba en la casa cuando se suicidió.
Hunter S. Thompson, de 67 años, es autor de libros como "Miedo y asco en Las Vegas" y creador del llamado periodismo "gonzo" y se convirtió en un icono de la contracultura americana, considerado por algunos un escritor de referencia para entender el siglo XX.
El escritor fue el creador, junto a Tom Wolfe y Gay Talese, del llamado Nuevo Periodismo, en concreto de lo que a él le gustaba denominar como periodismo "gonzo", en el que se mezclaba la ficción y la realidad.
Todo ello contado en primera persona, una técnica que le convirtió en un autor de culto, gracias también a su estilo satírico y violento. Thompson creía firmemente que la ficción estaba inspirada siempre en la realidad.
Su primer gran éxito vino con la publicación en 1966 de "Hell`s Angels" (Los ángeles del infierno), en la que contaba su relación con la temida banda de motoristas.
Más adelante, en 1972, escribió "Miedo y asco en Las Vegas", que fue llevada al cine e interpretada por el actor Jonhny Deep.
También publicó "Miedo y asco en la campaña de 1972", una selección de artículos que escribió para la revista Rolling Stone mientras cubría la campaña electoral del presidente de la época, Richard M. Nixon. No obstante, las historias sobre sus experiencias le dieron reputación de bebedor, adicto al LSD y proclive a la autodestrucción.