“Improcedente. adj. No conforme
a derecho... Notorio. Adj. Público
y sabido por todos”.
Diccionario, Real Academia Española.
La única razón por la cual la Suprema Corte de Justicia puede desechar una controversia constitucional antes de estudiarla a fondo es por ser “notoriamente improcedente”. Por eso la Cámara de Diputados ha tratado de que los ministros rechacen como tal la controversia presentada por el presidente Fox sobre el presupuesto de 2005. Uno puede discrepar acerca de si el presidente tiene la facultad de hacer observaciones al presupuesto, pero el tema no parece ser notoriamente improcedente.
La controversia toca asuntos importantes y que obligan a definiciones de la Corte. Uno de ellos es el obvio de si el presidente puede modificar aspectos de un decreto de presupuesto aprobado por la Cámara de Diputados. Pero hay otros temas de fondo que deben ser estudiados por la Corte. En varios puntos del presupuesto, por ejemplo, la Cámara va más allá de la simple definición de montos a gastar: le da instrucciones precisas al Ejecutivo sobre cómo ejercer el gasto. En un Artículo en particular, por ejemplo, los diputados le dicen al presidente que debe adquirir cuatro lanchas interceptoras para un centro naval. ¿Han rebasado los diputados su función constitucional y pretenden suplantar las responsabilidades del Ejecutivo? Ésta es otra cuestión de fondo que la Corte debe examinar.
Lamentablemente los ministros han empezado a hacer su trabajo en este caso en un clima de linchamiento. Algunos diputados han amenazado abiertamente a los ministros si no rechazan la posición del presidente porque saben que tienen más armas que el Ejecutivo para atacar y chantajear a los ministros. A los legisladores, por ejemplo, les corresponde aprobar el presupuesto del poder judicial, el cual de hecho recortaron dramáticamente para este 2005; tienen también la facultad de hacerles juicios políticos a los ministros. Los legisladores pueden también modificar la Ley con el fin de quitarle poderes a la Suprema Corte. Por eso las amenazas contra los ministros no son vacuas.
En el tema de la controversia sobre el presupuesto no hay duda de que la Corte cometió errores en el acuerdo 12/2004 de diciembre con el que se dio facultad a dos ministros para atender asuntos de urgencia durante el receso de la Corte. Los diputados de oposición han divulgado ampliamente estos errores, que incluían una mala referencia al Código Federal de Procedimientos Civiles. Pero estos errores eran finalmente de forma y no de fondo por lo que pueden subsanarse, según algunos, añadiendo una fe de erratas al acuerdo o, según otros, reponiendo el procedimiento -como exigen los diputados priistas y perredistas- pero sin que por ello deba cambiar la decisión de la Corte de admitir la controversia constitucional del presidente. Hay que entender que dar entrada a la controversia no significa darle la razón al presidente, sino simplemente permitir que la Corte pueda entrar a considerar el fondo del asunto.
A la Corte se le ha atacado con motivo de esta controversia porque se dice que favorece indebidamente al Ejecutivo. Pero la historia reciente nos dice exactamente lo contrario. Las veces en que los ministros han fallado en contra del Ejecutivo en la última década son numerosísimas. En las dos controversias más importantes entre el Congreso y el Ejecutivo de los últimos años, de hecho, los ministros han fallado a favor de los legisladores. El primer caso fue en el sexenio de Ernesto Zedillo: la Corte le dio la razón al Congreso que exigía que el Ejecutivo le entregara todos los documentos del Fobaproa. El segundo, ya en el sexenio de Vicente Fox, fue la controversia sobre el nuevo reglamento de la Ley de Electricidad, que la Corte declaró inconstitucional como exigía el Congreso.
¿Cuál será el fallo en la controversia sobre el presupuesto? Es difícil saberlo. Cada ministro puede tener un criterio distinto y al final es muy probable que la decisión sea dividida. Pero además la controversia no toca sólo un tema. Se le está pidiendo a la Corte que defina varios puntos, por lo que algunas respuestas pueden favorecer al Ejecutivo y otras al Legislativo.
De lo que no me cabe duda es que la controversia no puede rechazarse por notoriamente improcedente. Simplemente no lo es. Al contrario, aborda temas cruciales para el país que sólo la Corte puede definir. Por eso debe estudiarlos a fondo y ofrecer definiciones para ahora y para el futuro.
Juicio político
Un representante de Manlio Fabio Beltrones, presidente de la Cámara de Diputados, me señala que el diputado priista no amenazó a los ministros con hacerles juicio político. La transcripción de una entrevista señala que él dijo que el juicio político es algo que “tendremos que ver con mucha mesura, con mucha prudencia”.
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