Donaciano Guevara Garay ingresó al Centro de Rehabilitación Social No. 1 como presunto culpable del doble homicidio cometido en contra de Antonia Hernández Gutiérrez y su nieto, Juan Carlos Gómez Alanís. Los hechos ocurrieron en octubre del año pasado en la colonia J. Guadalupe Rodríguez.
Proveniente de Albuquerque, Nuevo México, E.U, el presunto asesino llegó vía aérea el domingo pasado, pero fue conducido a los separos de la Policía Ministerial para trasladarlo hasta la mañana de ayer al Cereso, donde quedó a disposición del juez Tercero del Ramo Penal, José Isabel Martínez González, por los delitos de homicidio calificado y lesiones.
El funcionario judicial asentó que durante las primeras horas de su ingreso, el inculpado rindió su declaración preparatoria conforme a los tiempos que marca la legislación penal -72 horas-, sin que la defensa solicitara la duplicidad del término.
?Será para el próximo miércoles que el indiciado, Donaciano Guevara Garay, una vez que venció el término constitucional para ofrecimiento de pruebas, se le dicte ya sea el auto de formal prisión o de sujeción a proceso, iniciándose de esta manera el periodo de la instrucción, cuya duración podría ser de hasta un año?.
Refirió que debe valorar los elementos que pone a su disposición el agente del Ministerio Público, además de las pruebas que la defensa entregará para favorecer a Guevara Garay.
Finalmente, el juzgador señaló que de comprobarse la presunta culpabilidad el líder campesino podría pasar tras las rejas de 15 a 50 años.
Confían familiares de la
víctimas en que se haga justicia
Martín Gómez Porras y Cristina Alanís Hernández, padres del menor fallecido en el incidente, así como Juan Alanís Hernández y su hija, Lucía Alanís Hernández, esposo e hija de doña Antonia, respectivamente, se mostraron complacidos por la captura del presunto homicida y demandaron que se ?haga justicia sin ningún favoritismo, como a cualquier ciudadano que infringe la ley y que afectó profundamente a una familia que hoy sigue de luto, manifestaron?.
?No creíamos que fuera real la captura de este sujeto, señala Lucía; por eso teníamos que verlo con nuestros propios ojos y por ello acudimos al aeropuerto, porque nadie se imagina el dolor y la desdicha que esta vejación nos causó, ante la pérdida de nuestra madre y sobrino?.