EFE
LONDRES, INGLATERRA.- El príncipe Enrique de Inglaterra, tercero en la línea de sucesión al trono británico, ingreso ayer en la prestigiosa academia militar de Sandhurst, en el sur de Inglaterra, para comenzar una dura formación militar.
Enrique, de 20 años, fue acompañado hasta el centro por su padre, Carlos, el príncipe de Gales, que participó por la mañana en las ceremonias por el 60 aniversario de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial, colocando una corona de flores ante el monumento a los caídos.
Fuentes de Sandhurst insistieron en que el nuevo cadete no gozará por su cuna de ningún trato de favor, sino que tendrá someterse a la misma férrea disciplina que el resto de sus compañeros.
Para ingresar en el centro, el príncipe tuvo que pasar una serie de pruebas de resistencia física, una carrera de obstáculos y un ejercicio de planeamiento militar.
Además de aprender a manejar los explosivos y otras tareas propias del oficio militar, el hijo menor de Carlos y la fallecida Diana de Gales habrá de planchar diariamente sus camisas para que no muestren ninguna arruga, lustrar sus botas y hacer la cama.
A los cadetes se les permite tener sólo una foto de algún familiar, aunque en el centro hay colgadas suficientes fotografías oficiales de su abuela paterna, la Reina Isabel II.
Enrique tuvo que aplazar su ingreso en Sandhurst para recuperarse de una herida en la rodilla que sufrió durante el entrenamiento militar preparatorio para esa academia militar.
La herida se agravó el pasado octubre, mientras el príncipe entrenaba a un grupo de niños en el deporte del rugby.
Enrique aprovechó su último viernes libre hasta la madrugada en una de las discotecas más ?in? de Londres, en la que, según la prensa sensacionalista, bebió algo más de la cuenta, afición que no le distingue de muchos jóvenes ingleses de su generación.
Según algún diario sensacionalista, en los últimos meses parece haberse enfriado el entusiasmo del joven príncipe por la carrera militar.
?Enrique ha dedicado los dos últimos años a ir de fiestas por todo el mundo y a jugar al polo. Tener que levantarse ahora todos los días a las 5:00 de la mañana y a hacer marchas de más de treinta kilómetros bajo la lluvia no es una propuesta atractiva?, dijo al Daily Mail una persona que le conoce.
Según el periódico, la mayor amenaza para los planes futuros de Enrique, sin embargo, es su relación con la joven rodesiana Chelsy Davy, de 19 años, con la que comenzó a verse en febrero del año pasado en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), y de la que parece estar realmente enamorado.
