Lima, (EFE).- La bebé peruana que nació con el "síndrome de la sirena" tiene previsto abandonar la unidad de cuidados intensivos e iniciar en breve la rehabilitación tras responder de forma positiva a la operación en la que se le separaron las piernas.
El último parte médico del Hospital de la Solidaridad, en Lima, confirmó que Milagros Cerrón, de 13 meses, mantiene sus funciones vitales estables y las heridas de la operación no presentan signos de infección ni problemas en los tejidos.
El cirujano Luis Rubio, que encabeza el equipo que llevó a cabo la intervención, declaró que la niña evoluciona según lo previsto y que la irrigación sanguínea de sus piernas llega con la fuerza necesaria hasta los dedos de los pies.
Antes de que terminara la operación de separación de las piernas, Milagros, que padecía lo que clínicamente se denomina síndrome de sirenomelia, ya intentaba moverlas por sí misma, motivo por el cual los médicos decidieron colocar dos férulas de acrílico en cada miembro para evitar movimientos bruscos que malograran las suturas.
No obstante, las férulas se le retirarán en quince días para que la pequeña pueda proceder a la flexión de sus miembros inferiores.
Rubio explicó que a mediados de este mes van a "comenzar a repotenciar la musculatura" de las piernas y los muslos de la niña con el movimiento de rodillas, con lo que comenzará la rehabilitación.
En los meses siguientes, el equipo médico evaluará ese proceso para mejorar la luxación congénita que la pequeña sufre en cadera, debido a que nació con la cabeza del fémur fuera de lugar.
El galeno confirmó que Milagritos, como llaman a la niña cariñosamente en el hospital, podrá pasar a su cuarto, acondicionado especialmente para acogerla y adornado con sus muñecos favoritos.
Los temores de que la niña desarrolle algún tipo de infección en las suturas de sus piernas, que van desde el tobillo hasta la ingle, se van alejando con el paso de las horas, indicó Rubio, porque hasta el momento no se ha presentado ninguna complicación en la cicatrización de sus tejidos.
Milagros Cerrón Arauco se mueve al son de la música, se despierta en las madrugadas en busca de juguetes y tiene mucha hambre, como cualquier niña de su edad.
Sin embargo, la bebé vive rodeada de enfermeras y médicos desde que nació en un modesto centro de asistencia médica de la andina ciudad de Huancayo, 310 kilómetros al este de Lima.
Sus jóvenes padres, Sara y Ricardo, abandonaron a la pequeña tras su nacimiento al ver que sus piernas estaban fusionadas a modo de una cola de pez, porque creyeron que era un castigo divino, y poco después la niña fue encontrada y atendida en el hospital limeño.
Una semana después de que Milagros fuera trasladada al hospital, sus padres la reclamaron, arrepentidos, y se mostraron dispuestos a velar por la salud de su hija.
Toda la familia vive en el centro de salud.
"Hay que resolver todavía problemas del tubo digestivo, urinario y genital (que terminan en un solo orificio), pero eso se evaluará a los dos años y medio de edad", precisó el cirujano Luis Rubio.
La niña, que es el tercer caso de síndrome de sirenomelia que sobrevive en el mundo, se ha convertido en un símbolo para el hospital limeño y tiene como padrino de bautizo al alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio.
Cuando fue presentada brevemente a la prensa, Milagritos miró fijamente a los reporteros y movió los deditos de los pies para satisfacción de los médicos que la atienden.
Los especialistas creen que la pequeña tendrá que ser sometida a controles permanentes durante los próximos 14 años.