Desempleados de varias partes del país venderán banderas y sombreros mexicanos en las calles.
El Siglo de Durango
Santa Ana Jilotzingo es un pueblo indígena cuya lengua nativa es el otomí, cuenta Daniel Dionisio, quien prefiere omitir sus apellidos y es oriundo de esa parte del país. La comunidad está a una hora de Toluca y un 90 por ciento de su población se mantiene del comercio, así que al terminar la primaria o tal vez la secundaria los adolescentes deben incursionar en esta actividad.
Moreno, de complexión robusta, Daniel Dionisio ilustra que andan por varios estados de la República en busca del pan diario. Ahora se encuentra en Durango con la venta de banderas, sombreros y toda clase de artículos para conmemorar el mes patrio.
Con el inicio de septiembre aparecieron en las esquinas del Centro Histórico puestos con estos productos diversos en donde los colores verde, blanco y rojo están presentes.
El regidor Héctor Partida Romero revela que la Comisión de Actividades Económicas del Ayuntamiento otorgó 40 permisos para la instalación de estos comerciantes, pero él no está de acuerdo con su presencia en las calles, ya que, dice, obstaculizan el paso de los transeúntes.
“Fue un acuerdo que se hizo pero yo no lo aprobé. Están en las zonas peatonales, yo le hago un exhorto a Inspectores Municipales a que revise y que acomoden a la gente que está en el Centro Histórico para que no interrumpan el buen paso del peatón”, declara.
El funcionario municipal asevera que el número de permisos se ha mantenido estable en comparación con el 2004. “Desafortunadamente son empleados de una gran empresa que viene a trabajar a Durango; aquí no lo estamos viendo como la necesidad de un empleo propio, sino como una empresa que evade impuestos, que no paga Seguro Social, que viene en temporadas a ganar lana, nada más”, puntualiza Partida Romero.
Daniel Dionisio -quien vende en la esquina de 20 de Noviembre y Juárez- asevera que son autónomos. Su versión es secundada por Gloria Carmen, quien comercia en otro cruce. La mujer establece que la mayoría de los mercaderes son familia. Además, platica que algunos de los productos son elaborados por ellos.
Una adulta mayor cuyo nombre es Juana conversa que se dedican a la comercialización de toda clase de objetos desde hace más de 20 años. “No tengo estudio, pues aunque sea así debo trabajar”, apunta. Antes no escuchaban hablar de Durango, así que un día que iban rumbo a otro estado del norte decidieron explorar nuevos mercados en la denominada “Tierra de los Alacranes”. Fue así como llegaron a la entidad y han retornado de manera anual.
Partida Romero afirma que los ingresos al erario público son mínimos, pues por cada permiso otorgado les cobraron 200 pesos. “Yo les hice la propuesta de que les cobraran 500 aunque sea. Yo no estoy de acuerdo, pero en la Comisión somos siete integrantes y yo fui el único que se opuso”, declara para luego comentar que en Durango los comerciantes no se han interesado en este campo.
“Ellos son los únicos proveedores aquí en Durango. Si hubiera mercado ya hubieran puesto el grito en el cielo los vendedores locales. Creo que se deben ubicar en otras zonas de la ciudad, en las colonias por ejemplo”, argumenta el ex Director de Comunicación Social en la administración encabezada por José Rosas Aispuro Torres.
Entretanto, en las arterias viales de la Zona Centro, los transeúntes se detienen de vez en cuando a preguntar los precios de las cosas ofertadas y no falta quién se pruebe el sombrero con la idea de utilizarlo en el tradicional “Grito de la Independencia”.
¿Qué opina la ciudadanía?
Con septiembre comenzó la venta de banderas, sombreros y trompetas, entre otros artículos alusivos a conmemorar el “mes patrio”. En la ciudad capital están presentes puestos ambulantes de esta clase de objetos en las calles del Centro Histórico.
María de los Ángeles Murillo puntualiza que la presencia de estos vendedores no le resulta incómoda; además, es algo temporal. Lo que sí le preocupa es en lo que se ha convertido la Plazuela Baca Ortiz.
Dice que vive por el barrio de Analco, así que pasa con frecuencia por ese sitio en el que ve alcoholismo, prostitución y vandalismo.
La duranguense Blanca Rosa Rocha expresa que esta clase de productos ayuda a que se proyecte el amor por los símbolos patrios y que los vendedores son típicos. Su única petición es que la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) esté al pendiente de los precios, ya que con el fervor de la temporada pueden existir abusos comerciales.
Por último, María Guadalupe Galarza expone que está de acuerdo en que las autoridades brinden el permiso a dichos vendedores, pues con el paso del tiempo se han tornado una tradición, parte de las fiestas patrias celebradas en Durango.