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Inician clases de danza árabe

NIRIA GABRIELA RAMOS

El Raqs Sharqi se ha transmitido y enriquecido a través de las generaciones

EL SIGLO DE TORREÓN

TORREÓN, COAH.- La danza árabe o raks sharqi, que en árabe significa danza oriental puede ser definida como la danza clásica de Medio Oriente.

Llamada también bellydance en idioma inglés. Esta forma de danza ha recibido numerosas influencias culturales -comenzando desde el aporte personal que le fue agregando cada bailarina a través de los tiempos hasta los fenicios, los turcos y los beréberes de África entre otros- lo cual no permite inscribirla dentro de las danzas folklóricas árabes; pero paradójicamente, es la danza que a nivel mundial la gente siempre ha asociado con lo arábigo, aquí en Torreón las personas pueden aprender más sobre esta expresión con las clases de danza árabe juvenil que son impartidas por la maestra Diana Ortiz en el Centro Cultural Pablo C. Moreno ubicado en Allende y Juan Antonio de la Fuente, en horario de 4:00 a 5:30 de la tarde los días lunes y viernes.

Pre-Ballet Infantil

Además, el Centro Cultural Pablo C. Moreno ofrece las clases de pre-ballet dirigidas a niñas de seis a nueve años, en donde las niñas aprenderán los principales ejercicios del ballet y sencillas coreografías clásicas.

En esta clase la danza árabe sólo la llevan como complemento para aprender a mover la cadera y los hombros, esta clase al igual que la juvenil, están bajo la dirección de la maestra y primera bailarina Diana Ortiz en horario de 4:00 a 5:00 de la tarde los días martes y jueves.

En la clase de danza árabe se trabaja con ejercicios de calentamiento, de piso, velos, shimis y como complemento también se aprende hawaiano y tahitiano, hermosas danzas del pacífico.

Según la maestra Diana Ortiz la danza árabe sabe controlar los gestos de la seducción “Es un perfecto equilibrio entre la elegancia, la sensualidad y el misterio, en este baile el movimiento de cada bailarina es único y en esa singularidad radica su magia”.

Este estilo de danza es el más intensamente sentido desde adentro del cuerpo, y el que está más conectado a emociones y sentimientos, “No es sólo moverse, sino sentir y disfrutar la música”.

En sus comienzos (difícil es establecer una fecha precisa de surgimiento, pero se puede ubicar aproximadamente por los años 1250-1300 A.C.), esta danza era de índole sagrada, lo cual suponía que sus ejecutantes debían estar adecuadamente preparadas tanto en lo físico como en lo espiritual (debían observar la pureza en todas sus manifestaciones, tanto las visibles como las inefables). Estas primeras danzarinas, sacerdotisas, vírgenes, desnudas -la desnudez era un valor de humilde ofrenda y belleza para la divinidad- se desempeñaban como nexo entre lo humano y lo celestial. Se pedían favores o se aplacaba la ira divina gracias a estas mujeres. Estaban presentes en las fiestas solemnes y en los cortejos fúnebres; estos últimos eran celebraciones que hoy entendemos como tristes, pero para las gentes de aquella época pasar de esta vida a la otra era el acontecimiento que daba significado a sus esfuerzos y esperanzas en vida. Allí estaban ellas, las bailarinas consagradas a danzar comprometiendo carne y espíritu. Cuerpos tatuados, marcados para siempre con símbolos religiosos, demostrando así que eran de propiedad celestial.

El Raqs Sharqi, con más o menos represiones de índole cultural, se ha transmitido de generación en generación, enriqueciéndose con la capacidad creativa que cada ejecutante fue aportando a partir de los temas más populares de su momento en la historia.

A partir de la década del 40 comenzó un proceso de sistematización que le dio coherencia y unidad a esta danza, sobre todo en Egipto. Durante esta época grandes músicos compusieron piezas dedicadas a este arte que más luego serían consideradas obras maestras de su género.

Desde allí hasta el día de hoy la danza árabe no para de crecer y extenderse geográficamente. Ha saltado sus límites de Medio Oriente para cautivar el Mundo Occidental con su encanto milenario de origen espiritual.

Lamentablemente Occidente ha degradado muchas veces el sentido de esta expresión artística con muchos prejuicios injustos, o prácticas que la reducen a mera actividad erótica; pero por otro lado, se la preserva intacta en su esencia de la mano de bailarines y compañías de danza altamente profesionales, que se esfuerzan en rescatar las antiguas tradiciones para traerlas hasta nosotros de una manera fresca, renovada, siempre cautivante.

Mayores informes: Centro Cultural Pablo C. Moreno ubicado en Allende y Juan Antonio de la Fuente o al teléfono 716-84-04.

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