Durango

Insalubridad crece en predio invadido

Desde hace cuatro años que familias invadieron ?La Ponderosa?, no han tenido atención de autoridades

En el predio invadido La Ponderosa nada ha cambiado. Han transcurrido casi cuatro años desde que comenzó la invasión y, sin embargo, sus habitantes conviven a diario con la insalubridad, la falta de servicios y la inseguridad.

La familia de Marta Olivas Sarciniega sabe lo difícil que es vivir en una casa hecha con tablas y cubierta con láminas de cartón en el techo.

Sin dificultades para recordar, Marta reseña las carencias más básicas: ?No tenemos servicios. El agua nos llega en pipas más o menos seguido, y no tenemos drenaje. Adentro, el baño es un hoyo nomás. Afuera está otro bañito, ése que parece cuartito, y es donde nos bañamos?.

Pero luego recuerda que ?al menos tenemos la bendición de contar con una casita dónde dormir y vivir?.

Los terrenos de La Ponderosa fueron habitados por la fuerza aproximadamente en el año 2000, pese a la inconformidad del sector empresarial y de los socios de la Asociación de Industriales Forestales de Durango.

Tal acción provocó que meses después del despojo de estas tierras originalmente dispuestas para uso industrial, fuera llevada a la cárcel Cipriana Leyva, quien se autodefinió lideresa del movimiento.

Cipriana y su familia llevan el control de los terrenos y saben a quién sí y a quién no concederlos. Cada mes toca el día de la recaudación de ?las cuotas? que los inquilinos del predio deben pagarle.

La señora Marta Olivas, que vive con sus cuatro hijas en la calle Las Ánimas, lote nueve, manzana ocho, explica que al mes debe aportar cerca de 20 pesos, a veces más, por el concepto de electricidad.

El cableado que llega a su casa, como al resto de las que se localizan en La Ponderosa, es deficiente, tiene parches y es parte del robo de electricidad que ejercen los ?paracaidistas? de este asentamiento humano en perjuicio de la Comisión Federal de Electricidad.

Además de los 20 pesos para la luz, el agua que le llega en las pipas también debe solventarla. Pero Marta desconoce por completo si algún día deberá empezar a pagar el terreno que desde hace dos años una amiga suya le recomendó habitar.

Quien se animó entonces a vivir en La Ponderosa fue su marido, Víctor Mena Gallegos, hace ya casi dos años y medio. Pero el destino no le permitió ver regularizada la posesión de su vivienda: murió hace un año de un paro cardiaco que le causó la diabetes.

Desde entonces Marta navega sola con sus cuatro hijas, dos de las cuales van en secundaria, una en primaria y la más chica ni siquiera conoció bien a su papá, pues apenas tiene dos años.

Esta temporada de frío ha sido muy dura con la familia Mena Olivas.

Las bajas temperaturas y el aire gélido se meten por cada una de las aberturas que tiene la vieja madera de las paredes. Por el techo la humedad se asoma y se convierte en goteras constantes cada vez que llueve.

Por eso la señora Marta pide atención de las autoridades, pues dice que vivir así resulta un sacrificio diario para ella y sus hijas.

ANTECEDENTES

Ficha informativa

La Ponderosa es un predio de siete hectáreas propiedad de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

Ahí, 150 familias que han instalado sus jacales y viven en la incertidumbre de un desalojo.

Padecen la pobreza y carecen de los servicios de drenaje, agua potable domiciliaria.

Permanecen ?colgados? con diablitos de la energía eléctrica.

Tienen que pagar en comunidad más de dos mil pesos semanales por el abasto de agua por pipas facilitadas por el Sideapa.

Este predio antiguamente era un aserradero de la localidad.

Estaba en calidad de confiscado por las autoridades hacendarias.

FUENTE: Archivo de El Siglo de Durango.

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