EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Inseguridad/Nuestro concepto

El secuestro del director técnico del club de futbol Cruz Azul, vuelve a colocar el tema de la inseguridad en todas las mesas de discusión. Para los que intentan reducir todas las expresiones de inconformidad o malestar a una mera campaña de desprestigio de cuño político-partidista, el plagio es sólo un caso aislado que alimentará la percepción equivocada de que las autoridades no hacen lo suficiente para frenar la oleada delictiva. Para otros, en cambio, el nombre de Rubén Omar Romano se debe sumar a una lista interminable de víctimas de la delincuencia en un México que no termina de explorar los límites de la tolerancia hacia la corrupción e ineficiencia de aquellos que por mandato de Ley están obligados a velar por la seguridad de los ciudadanos.

A lo largo y ancho del país se registran secuestros, narcoejecuciones, violaciones, homicidios, robos y asaltos; el hecho de que ahora una persona famosa sea la víctima en turno del hampa no significa más que el caso tendrá mayor exposición pública, pero se trata sólo de uno más de los miles que afectan a mexicanos, tal vez no famosos, pero que igualmente sufren de un contexto social en donde las autoridades parecen rebasadas por los delincuentes o al menos incapaces de asegurar un entorno de mayor seguridad.

En los escritorios de la alta burocracia las estadísticas mandan y por ejemplo, en el Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador anuncia con bombo y platillo que en 2005 se registra el índice más bajo de los últimos diez años de delitos cometidos. El dato no consigna la cifra negra de todos aquellos que han sufrido algún secuestro express, el robo de su auto o el tradicional -casi inevitable- asalto en alguna calle o estación del Metro, ya que los afectados entienden que acudir a una Agencia del Ministerio Público significa sólo una pérdida de tiempo. El dato tampoco consigna a todos aquellos que han sido víctimas de alguna extorsión, secuestro, lesiones y robos y en donde los responsables no son otros que granaderos, agentes de la Judicial o agentes de la DSPDF, que sin pudor ni vergüenza, arriba de la patrulla cometen la fechoría.

Lo notable, finalmente, no es que el caso de Rubén Omar Romano vuelva a colocar el tema de la inseguridad en las mesas de discusión, sino que en nuestra realidad no se aprecie ningún signo que permita la esperanza de que la situación que hoy sufre el país entero, cambie en un futuro cercano.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 160402

elsiglo.mx