SUN-AEE
México, DF.- Se hacen llamar el grupo Rebelde: y tal vez por esa anarquía fue que en su concierto no demostraron verdaderas virtudes de canto o baile, aunque 18 mil personas, en su mayoría niños entre siete y 15 años, al final querían ?otra, otra?.
No tenían por qué, son rebeldes respaldados con el rating de la telenovela homónima, en donde actúan sus integrantes, que ha promediado hasta 25 puntos; rebeldes, pues, con la causa del pop y de la masa a la que puede hacerlos llegar este género y la televisión.
El concierto de RBD del viernes en el Palacio de los Deportes pareció una emisión de La Academia; bueno, de Operación Triunfo (por ser de casa: Televisa), en el momento en que sus alumnos presentan el primer examen y los jueces están a punto de darles una segunda oportunidad o expulsarlos.
La diferencia es que aquí no hubo regaños para Mayte, Anahí, Dulce María, Christopher, Christian y Alfonso por no hacer su tarea, sino solamente gritos y aplausos del público infantil. Tampoco hubo reconocimientos, por lo valientes que fueron al cantar sin playback.
Ninguno alcanzó los tonos, sobre todo de los covers que interpretaron como Aire, de Yuri; Te Quiero, de Hombres G, y Es mejor Así, de Christian Castro; y por momentos se notó más en los hombres que en las mujeres, quienes en momentos incluso parecía que sólo platicaban las canciones.
A los niños no les importó: gritaron y aplaudieron a estos jóvenes que aparecen de lunes a viernes por el canal 2, los cuales, hasta cuando se atreven a tocar un instrumento, desafinan: Anahí tomó un pandero, perdió el ritmo y a destiempo siguió pegándole.
De las jóvenes con minifalda y tops pegados, la que más cualidades demostró para el canto fue Mayte, sobre todo en el tema Cuando se Acaba el Amor.
En las coreografías, recurso importante en este tipo de grupos, Rebelde tampoco se defendió: sus integrantes iban de un lado al otro del escenario pero no con pasos de baile, sino muy naturales. También, si no era su turno para cantar, abandonaban el escenario en vez de permanecer ahí, adornando las interpretaciones de sus compañeros; y a veces utilizaron una especie de listones que ondearon y que disimuló, al mismo tiempo, la escasez de pasos.
Sin embargo, el concierto de Rebelde tuvo un momento de éxtasis, cuando un técnico subió, por medio de cables a la parte más alta del Palacio de los Deportes, para arreglar, en pleno concierto, dos de las tres pantallas gigantes colgadas: él sin duda se hubiera llevado todos los aplausos, pero sólo algunos lo vieron; y además lo hizo dos veces.
Al final, cuando los integrantes de RBD se despidieron con el tema Rebelde, en versión quebradita, los niños se fueron contentos: los verían el lunes, a la misma hora, por el mismo canal.
