Durango

Invade drogadicción colonia Octavio Paz

Es común observar a menores de edad consumiendo estupefacientes a cualquier hora

Citlalli Zoé Sánchez |

El Siglo de Durango

La Semana Santa no implica cambio alguno para los habitantes de la colonia Octavio Paz. La drogadicción no respeta las celebraciones religiosas y, por desgracia, el asentamiento humano se ha convertido en un lugar propicio para la adicción a un sinnúmero de sustancias, consumidas en su mayoría por adolescentes, así como jóvenes.

El lugar carece de alumbrado público, situación que permite que los muchachos infractores se escabullan entre las sombras cuando ven aparecer a la justicia. Aunque algunos vecinos tienen miedo de hablar, se comenta que hay varias personas que envician a los jóvenes, mismos que, presas de la droga, optan por robar para pagar ya sea la marihuana o el ?cristal? que su cuerpo les exige después de mucho tiempo de ingerirlos.

Pero aseguran que los vendedores de la droga son gente que en realidad viven en otras partes de la ciudad y, por así decirlo, ?ponen su tiendita? en los lugares que ven propicios para aumentar sus ganancias.

No es un secreto entre los habitantes. Por las noches se juntan grupos de jóvenes a consumir droga y aunque no son frecuentes las riñas, sí hacen escándalo, situación que pone nerviosas a varias madres de familia que, en casas de cartón o de madera, resguardan a su descendencia.

?Se ponen bien locos y gritan por las noches, pues la verdad aquí hay mucha drogadicción y venden muchas cosas. No hay lámparas, así que está muy oscuro?, denuncia María del Rayo Romero Ojeda, quien cocina en una estufa de leña y su pequeña hija Estrella observa fijamente a los visitantes que le preguntan a su progenitora cuáles son las principales necesidades en la colonia.

Un bebé de diez meses está sentado sobre una manta en el piso de tierra y la joven ama de casa comenta que Jorge Herrera Delgado, el actual presidente municipal, sólo fue a visitarlos una vez, cuando estaba en campaña, pero ahora no lo han vuelto a ver.

Isidoro Pérez Hernández aprovecha el Viernes Santo para descansar de su oficio de albañil. Está parado en una esquina y lamenta en verdad el hecho de que niños de hasta 12 años ya estén sumergidos en las adicciones. ?Ya son dos robos de gallos que me hacen, pues es que tienen que pagar su vicio. Además se han llevado mi televisión y otras cosas?, establece con un gesto de tristeza. Conversa que dos de sus hijos también cayeron en las drogas, pero él los envió con un hermano suyo a Ciudad Juárez y, al parecer, la situación ha mejorado. ?Aquí se me estaban echando a perder, mejor los mandé a otro lado para que se rehabilitaran?, manifiesta.

El ciudadano platica que, por supuesto, hay niños y jóvenes que son sanos, los cuales estudian, se comportan de manera ordenada, pero las influencias negativas abundan, son difíciles de contrarrestar. Señala que es común ver a varios inhalando una bolsa de plástico. Además, los solventes y el resistol también son utilizados para alterar su organismo.

Algunos otros moradores aseguran que lo que hace falta es ?una limpia? de los enviciadores, detener a aquellos que ?envenenan? a los muchachos, aunque hay indicios de que las propias autoridades policiacas están en contubernio con los delincuentes, ya que pese a las constantes denuncias no han obtenido resultados satisfactorios.

Mientras encuentran una respuesta, las drogas destruyen hogares, pues entre las charlas sale a relucir el caso de una mujer que con el afán de mantener a su familia vende dulces; no obstante, hace algunos días fue golpeada por su hijo, quien, cegado por las drogas, olvidó el sacrificio de su progenitora por su bienestar. ?Pues le decimos que lo denuncie, pero como que tiene miedo?, indican.

Y en ese adverso ambiente, juegan varios infantes con una sonrisa inocente pero a pocos pasos de ellos hay dos hombres que, sin ser medio día, ya consumen bebidas embriagantes.

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PETICIÓN

Los vecinos de la colonia Octavio Paz coinciden en manifestar que una de sus principales carencias es que no cuentan con drenaje. ?Ya voy para seis años de vivir aquí y pues es complicado estar sin el drenaje. Lavamos y tiramos el agua en la calle?, cuenta Margarita Andrade.

La señora establece que han pasado este tiempo con la construcción de letrinas. ?Pues si se llena el pozo, hay que hacer otro?, asevera.

Jesús Sánchez de igual forma muestra su disgusto porque hasta la fecha no les han podido solucionar esta problemática. Tampoco el alumbrado público. ?Dijeron que ya las iban a poner y nada, se le dio el dinero al líder y ya desapareció, sólo se están echando la bolita uno a otro?, denuncia.

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