Transeúntes y comerciantes consideran un riesgo transitar por el histórico paseo público
Los comerciantes de la Plazuela Baca Ortiz desde hace varios años se enfrentan a la problemática de los indigentes que en su mayoría se dedica al consumo de bebidas alcohólicas. Tal adicción ha provocado serios percances en sus facultades mentales, de modo que en ocasiones pueden tornarse agresivos y peligrosos llegando a atacar a los transeúntes o a los mismos vendedores.
De acuerdo a lo planteado por los mercantes de este sitio, es común que los indigentes lleguen a sus puestos y les roben sus productos.
?Ya deberían recogerlos, a veces se ponen agresivos si nos les das algo; siempre vienen y piden?, platicó Matilde Castañeda, quien tiene una década de laborar en este lugar. Dice que al parecer, la plazuela ?es un refugio? de los indigentes, quienes utilizan las bancas para descansar un rato, aunque hay algunos que prácticamente, ya viven allí.
?Es muy común que nos molesten, pasan por los puestos y agarran lo que sea y si les dices que dejen de molestar se enojan. Pero pues están enfermos, ¿cómo se va a poner uno a discutir??, comentó por su parte, Socorro Ávalos Rodríguez.
La mujer lleva 14 años ganando el pan diario de su familia con la venta de antojitos y fritangas, pasa cerca de 13 horas en la zona , por lo tanto, al igual que muchos de sus compañeros de oficio, tiene a sus hijos durante toda la tarde a su lado; sin embargo, los menores de edad buscan divertirse.
?A veces asustan a los niños, los borrachitos y loquitos están en el kiosko o en los jardines, los niños andan jugando y luego los corretean. Por eso a la gente le da miedo pasar por aquí en la noche, yo me voy a las nueve, no me quedo más tarde?, comentó.
Esa problemática también la percibe Maltilde Castañeda, quien hizo especial énfasis en el comportamiento testarudo de las personas bajo los efectos del alcohol.
A poco metros de sus puestos, Edith Madrigal Rocha de igual forma comparte la preocupación de sus vecinas de local. Los infantes son curiosos y no miden el peligro. ?Había un loquito al que le gustaba abrazarlos y nos lo dejaba?, manifiesta mientras ofrecía unos tamales al comensal que escuchaba la plática.
Establece que incluso, han sido testigos de cómo se han muerto varias personas bajo los efectos del alcohol, sólo ven como llega la Cruz Roja y dado que se trata de un cadáver ?ya no lo recoge?.
Las tres mujeres coincidieron en declarar que pese a sus inconformidades y aunque cuentan con una demarcación de policía, la situación no mejora.
?Se los llevan un día pero regresan, como que nada más los cambian de ropa. Aquí ya conocemos como a diez indigentes borrachitos bien identificados, pero pues ya están muy dañados de su mente, está peligroso por los niños más chiquitos?, añadió Edith.
Hizo referencia a una mujer, que anda casi sin ropa en esta temporada de frío, los insulta e intenta robar a los que se descuidan. ?La pobre anda toda golpeada, pues yo creo que los señores en ocasiones la maltratan, pero la policía no se la lleva?, agregó.
Incluso, hay la referencia de un indigente al que le apodan ?El camellín?, mismo que se droga en la vía pública y suele pedir dinero a la gente, quien temerosa le da unas cuantas monedas a cambio de que no los vaya a atacar.
Así, en este complicado panorama, los comerciantes han aprendido a ?negociar? con los indigentes, a quienes les dan de vez en cuando alimento para que no molesten a sus clientes. No obstante, tienen el deseo de estar tranquilos, que su lugar de trabajo sea placentero y se convierta en verdad, en un atractivo turístico de la ciudad.
RESPUESTA
Los agentes de policía de la demarcación ubicada en la Plazuela Baca Ortiz, aseguraron que la situación de los indigentes no es sencilla, ?son una plaga?. Sin embargo, se ven imposibilitados para actuar debido a que los separos resultan inconvenientes por su estado de salud, pues si no ingieren las bebidas embriagantes entran en crisis severas, de modo tal, que es mejor soltarlos con el temor de ?que se les mueran?.
En el psiquiátrico no los aceptan si no se cuenta con el respaldo de algún familiar, en los Centros de Rehabilitación debe haber un responsable que se haga cargo de los gastos y el albergue municipal no recibe a gente ebria excepto en casos extremos, como las contingencias.
Por eso, lo único que hacen es retirarlos del lugar, pero no pueden prohibirles transitar libremente. Aseveraron que se requiere de un centro especial que los atienda, dónde haya personal médico capacitado para atender su enfermedad.