EL PAÍS
PEKÍN, CHINA.- El Gobierno chino envió ayer un equipo de expertos a Harbin (capital de la provincia nororiental de Heilongjiang) para investigar el vertido tóxico producido en el río Songhua, del cual se abastece la ciudad. Las autoridades dijeron que el tramo de 80 kilómetros de longitud de agua contaminada acabará hoy de atravesar la ciudad de 3.5 millones de habitantes, lo que permitirá restablecer mañana o el lunes el suministro de agua potable.
La televisión estatal mostró anoche a los investigadores tras su llegada a Harbin -la población del área metropolitana supera los nueve millones-, mientras, en las plantas de tratamiento, decenas de trabajadores vertían sacos de carbono activo para absorber los contaminantes. “La presencia de funcionarios del departamento de disciplina en el equipo indica que se van a producir castigos por estos actos irresponsables”, aseguró la agencia oficial Xinhua.
El Diario de la Juventud de China afirmó que poco después del accidente, registrado el día 13 en un complejo petroquímico de Jilin (capital de la vecina provincia del mismo nombre), los responsables de protección medioambiental soltaron agua de un embalse en un intento de diluir el vertido tóxico y optaron por no avisar al público.
El pasado miércoles, después de que fuera cortada el agua en Harbin, situada 350 kilómetros aguas abajo, y ante la alta concentración de tóxicos detectados en el río, el Gobierno central reconoció que la explosión había producido un grave vertido de benceno (un potente cancerígeno). Desde entonces, millones de residentes viven sin agua corriente. El Gobierno local llevó cargamentos de agua embotellada de otras provincias y ordenó la congelación de los precios para evitar la especulación.
Según la estación de seguimiento de Sifangtai, a mediodía de ayer, la concentración de benceno en el agua del río a su paso por Harbin estaba dentro de los límites admisibles, mientras la de nitrobenceno era 17 veces más alta de la permitida.