El Universal-AEE
LOS ÁNGELES, CALIFORNIA.- La actuación ha sido un destino ineludible para el británico James Purefoy, quien la ha abrazado desde joven y sin temor en casi todas sus manifestaciones: desde el teatro clásico hasta mega producciones de cine y televisión.
Reconocido como uno de los actores más versátiles y carismáticos de su país, Purefoy llega a México a través de dos de sus proyectos más grandes: la cinta Vanidad, un retrato de la falsedad de la alta sociedad inglesa del siglo XIX que se estrena este viernes, y Roma, un drama épico sobre el Imperio que se transmite por el canal HBO.
En Vanidad, filme basado en el clásico de las letras inglesas La Feria de las Vanidades, de William Makepeace Thackeray, es un aristócrata irresponsable y narcisista que hace ver su suerte a la bella trepadora Becky (Reese Whiterspoon); mientras que en Roma da vida a uno de los personajes históricos más fascinantes: el general Marco Antonio.
El espíritu camaléonico de Purefoy, de 41 años, se guía por una filosofía simple y contundente: ?Tú haces la investigación, te pones el vestuario, te maquillas, modulas la voz, todo esto es parte del trabajo. Pero yo, tan pronto como termino un proyecto, dejo todo atrás. Cuando acabas algo pasas a lo siguiente?.
Es por eso que además de transformarse sin mayor reticencia, el protagonista de la comedia medieval El Caballero y el Dragón no repara en describirse opuesto a algunos de sus personajes, como Marco Antonio, por ejemplo.
?No soy como Marco Antonio. Creo que muy pocas personas en el mundo son así?, comenta entre risas. ?Yo sería un terrible soldado. Hago muchos chistes al respecto y no me interesa pretender lo contrario. Yo correría lo más rápido que pudiera del campo de batalla. Es sobrecogedor cuando hay gente que grita alrededor tuyo y se está haciendo daño. Si alguien tratara de matarme, no sé cómo golpear?.
Tampoco tiene mayor empacho en humanizar a Marco Antonio, de quien, a lo largo de su investigación para construir el papel, descubrió que además de ser un hombre carismático y agresivo, era un bebedor tremendo que amaba tomar y la fiesta.
?El organizaba enormes fiestas todo el tiempo. Y aunque no se dice mucho esto, él era famoso por dar discursos en el senado y a la mitad de una frase se volteaba hacia el hombre que tenía al lado para vomitar en su toga, sin hacer una pausa durante el discurso?.
?El se disfrazaba y paseaba en una carruaje jalado por seis leones. Ese es el tipo de hombre del que estamos hablando. Tenía un enorme apetito por la vida. Peleaba duro, amaba, bebía y comía mucho. Él hacía todo al máximo. No era del tipo a los que les gusta pasar inadvertidos?, expresa Purefoy, quien cada vez más llama la atención de Hollywood.
