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MÉXICO, DF.- En 1972, cierta imagen dio la vuelta al mundo y causó la furia de los estadounidenses: Jane Fonda, una de las grandes figuras de Hollywood de esos tiempos, adorada por millones de cinéfilos de todo el mundo, aparecía sentada sobre una instalación aérea en Hanoi, la capital de Vietnam del Norte, contra el cual Estados Unidos libraba una desgastante guerra.
El gesto de Fonda fue considerado como una traición al Ejército de su país.
En esa época Jane, hija de otro mito de la llamada Meca del Cine, Henry Fonda, quien no fue precisamente un padre ejemplar, intentaba ser dueña de su vida y a sus 35 años de edad no dudó en poner en práctica lo aprendido con los comunistas franceses amigos de su primer marido, Roger Vadim, un francés de origen ruso.
A raíz de su desafiante gesto en Vietnam, la actriz recibió el apodo de ?Hanoi Jane? y en su patria se creó un clima de animadversión hacia ella. Sobre todo los veteranos de la guerra de Vietnam se sintieron ofendidos por el hecho de que se fotografiara con el enemigo.
Años más tarde de su ?osadía? en Vietman, Fonda se vio obligada a pedir perdón y al hacer una autocrítica pública, declaró que aquel había sido ?el lapso de juicio más grande que me puedo imaginar?. Pero en su momento Jane estaba convencida de haber hecho lo correcto.
Después de viajar a Rusia en 1964, Fonda consiguió quedarse a vivir en París en donde conoció al director de cine Roger Vadim, el descubridor de Brigitte Bardot en la cinta Y Dios Hizo a la Mujer. En 1965 contrajeron matrimonio, el cual duró hasta 1973. Fue en su época juntos cuando Vadim convirtió a Fonda en símbolo sexual al interpretar a la flamante Barbarella, una película con tema espacial en la que la actriz lucía en todo el esplendor de sus 31 años.
Inmediatamente después contrajo segundas nupcias con el activista político Tom Hayden, de quien se separó en 1990, y ese mismo año, inesperadamente llegó a su vida el empresario Ted Turner con quien se casó en 1991.
Un día después de su divorcio de Tom Hayden, Jane recibió una inusitada llamada telefónica de Ted Turner, el magnate fundador de la poderosa cadena televisiva internacional CNN. Según recuerda la propia actriz, Turner simplemente le preguntó: ?¿Es cierto??, antes de pedirle una cita, que se concretó en el jet privado del empresario; concretamente en un asiento que se convertía en cama con sólo tocar un botón.
Al cabo Jane abandonó el cine para convertirse en la esposa trofeo de uno de los hombres más poderosos de los medios de comunicación. El encanto duró poco más de diez años y después, la ex reina de Hollywood recibió la humillación de ser cambiada por una mujer más joven.
Se refugió en Atlanta, donde vivió sola los últimos cinco años en un departamento, alejada de todo y de todos, excepto de sus hijos Vanessa Vadim, nacida en 1968; Troy Garity, nacido en 1973 de su unión con Tom Hayden y Mary Williams, a quien crió también con Hayden.
En ese lapso convocó a los fantasmas de su vida, revivió hechos y heridas y lo reunió todo en su autobiografía.
Ahora, 33 años después de la fotografía en Vietnam del Norte, Fonda reaparece. Tuvo dos motivos para ello. El primero, presentar el libro de su vida, lo cual ocurrió hace apenas tres meses, y luego (genio y figura) anunciar que se dispone a regresar al activismo, ahora por el caso de Irak.
A sus 67 años, cualquiera pensaría que esta mujer, en su tiempo glamorosa y codiciada, no sería ni el pálido recuerdo de lo que fue.
Pero Jane guarda muchas sorpresas. Con una imagen muy natural, discreto maquillaje, el cabello corto peinado al estilo moderno, y por lo regular vestida con trajes ligeros en colores claros, conserva un toque de frescura y juventud.
Jane promueve My Life So Far (Mi Vida Hasta Ahora), en el que relata pasajes muy dolorosos, sobre todo de su infancia.
Cuenta, por ejemplo, que su madre, la socialté estadounidense Frances Seymour Browak, al casarse con Henri Fonda, anhelaba tener un varón. La decepción de tener en sus brazos a una niña fue tal, que la entregó a una institutriz, quien la crió.
Lo peor sucedió cuando Jane cumplió 12 años. Su mamá había sido internada tiempo atrás en una clínica de salud mental y después de mucho tiempo visitó la casa. Jane se negó a verla. Un mes más tarde, la señora Fonda se suicidó, cortándose la garganta con una navaja.
Su padre viajó desde Broadway para darles la noticia a ella y a Peter, su hermano menor. Pero sólo les dijo que su mamá había sufrido un infarto y de inmediato regresó a trabajar. Semanas más tarde Jane leyó la verdad en las revistas del espectáculo.
Para lanzar su autobiografía, Fonda ha echado mano de los recursos que aprendió en Hollywood. Para crear expectación no concedió una sola entrevista sino hasta dos días antes de que el libro se pusiera a la venta. Hace algunos días, durante una presentación en Nuevo México, hizo un anuncio que ha vuelto a conmocionar a sus compatriotas: en marzo próximo volverá a manifestarse en contra de las políticas internacionales de su país, en esta ocasión por la intervención militar de Estados Unidos en Irak.
Ante un grupo de 600 personas que se habían reunido para la firma de su libro, Jane dijo que recorrerá la Unión Americana a bordo de un autobús propulsado por aceite vegetal y que estará acompañada por veteranos de guerra y por su hija adoptiva quien también se ha convertido en activista.
El anuncio fue recibido con aplausos y con duras críticas. Para numerosos sectores de estadounidenses, el retorno de Fonda a la arena política es simplemente inaceptable. Aunque la publicación de su biografía coincidió con su regreso al cine en la cinta Monsters in Law (Si te Casas te Mato), al lado de Jennifer López, donde interpreta a una madre posesiva que intenta impedir el matrimonio de su hijo, lo cierto es que los mejores tiempos de Jane Fonda como actriz se remontan a los años 70 cuando ganó dos premios Oscar, uno por la cinta Klute en 1972 y otro por Coming Home (Regreso sin Gloria) en 1978.
Hoy, Ted Turner a los 67 años es vicepresidente de AOL Time Warner y sigue siendo un magnate. Jane intenta, por su parte, darle un nuevo impuso a su vida. Como sea, pasaron para ambos los tiempos de esplendor.
Competencia familiar.
En sus inicios, Jane Fonda nacida el 21 de diciembre de 1937 en Nueva York, fue más conocida por ser la hija del actor Henry Fonda, con quien mantuvo una relación emocional distante y fría. Tanto, que cuando a él le preguntaron en 1971 acerca del Oscar que había ganado su hija, contestó: ?¿Cómo diablos debería estar alguien que lleva años en este negocio y se encuentra con que uno de sus hijos tiene un premio como éste antes que yo??.
