Tokio, (EFE).- La policía de Saitama, provincia al oeste de Tokio, encontró los cuerpos sin vida de una mujer y sus tres hijos pequeños, que murieron al inhalar el gas desprendido por un hornillo de carbón con el que la joven decidió suicidarse.
Según la policía de Kumagaya, los cuerpos se encontraban dentro de un automóvil cerrado por dentro y donde se halló una nota en la que la mujer, de 29 años, afirmaba que no quería seguir viviendo y tampoco quería dejar a sus tres hijos con vida.
Dentro del vehículo había un hornillo de carbón, fuente del monóxido de carbono que acabó con la vida de la mujer y sus hijos, un niño de ocho años y dos niñas de siete y cuatro años.
Los cuatro habían desaparecido sin dejar rastro después de que la mujer enviara a su madre un mensaje en el que decía: "Quiero morir. Lo siento", explicó la policía.
El hornillo o brasero de carbón encendido dentro de un automóvil ha sido el instrumento preferido en los últimos años por decenas de jóvenes japoneses para acabar con su vida en los llamados "pactos de la muerte", en los que los suicidas se citan por internet para acometer juntos esta drástica solución a sus problemas.