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Jaque mate/Blair y Chirac

Sergio Sarmiento

“Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para

ser un imbécil: ambas son,

en efecto, formas de la

hemiplejia moral”.

José Ortega y Gasset

La derecha y la izquierda no son ya lo que eran antes. Ahí está como muestra lo que está ocurriendo en el Reino Unido y en Francia.

Tony Blair se convirtió en primer ministro del Reino Unido en 1997 postulado por el Partido Laborista de izquierda. Su política económica, sin embargo, ha sido radicalmente distinta a la que preconizaba tradicionalmente el laborismo. Blair no sólo mantuvo las reformas estructurales de mercado que impulsó Margaret Thatcher sino que en algunos casos las ha profundizado.

Su política económica, en la que ha tenido un papel fundamental el ministro de finanzas Gordon Brown, ha sido caracterizada por muchos como “neoliberal”. Su Gobierno ha reducido la carga fiscal y ha promovido las inversiones privadas. Ni una sola de las empresas públicas privatizadas por Thatcher ha sido nacionalizada de nuevo.

En política exterior Blair apoyó decididamente, a pesar de la resistencia de una gran mayoría del pueblo británico, la guerra de los Estados Unidos en Irak. Entre sus aliados y amigos más cercanos a nivel internacional se encuentran el presidente estadounidense George Bush y el ex presidente del Gobierno español, el conservador José María Aznar. En cambio su relación con el nuevo jefe del Gobierno español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, ha sido más bien tibia.

El contraste con Jacques Chirac, el presidente de Francia que procede de un partido conservador, no podría ser más ilustrativa. Su camino a la Presidencia le resultó difícil. En 1981 lo derrotó el socialista Francois Mitterrand, aunque en 1986 se convirtió en primer ministro bajo Mitterrand en el primer Gobierno de “cohabitación” entre la izquierda y la derecha francesas. En 1988 Mitterrand lo volvió a vencer en una elección presidencial. En 1995 Chirac llegó finalmente a la Presidencia tras ganarle al candidato socialista Lionel Jospin y fue reelecto en 2002 frente al ultraderechista Jean-Marie Le Pen. Con excepción de esta última vez, en que la izquierda lo apoyó a regañadientes en la segunda vuelta para evitar el triunfo de Le Pen, la izquierda siempre repudió a Chirac, a quien consideraba como un ogro reaccionario.

Sin embargo, a pesar de algunos intentos iniciales por aplicar políticas más o menos liberales, la Francia de Chirac se ha convertido en un baluarte de las viejas políticas de intervención del Estado en la economía. La jornada laboral en las empresas grandes fue reducida a sólo 35 horas semanales, la más corta del mundo. Las vacaciones y las prestaciones laborales se encuentran entre las más generosas del planeta. Electricité de France es el único monopolio estatal que queda en Europa en el campo de la electricidad.

En materia de política exterior, Chirac se opuso abiertamente a la guerra de Irak. Su principal aliado en este esfuerzo fue el Gobierno socialdemócrata alemán de Gerhard Schroeder. Chirac, de hecho, ha buscado hacer de Europa un contrapeso político a la influencia estadounidense en el mundo.

La izquierda internacional en su momento se entusiasmó con el triunfo de Blair y se opuso enconadamente a la posibilidad de una Presidencia de Chirac. Se decía que el laborista representaría una liberación ante las políticas neoliberales de la Thatcher, en tanto que Chirac significaba un retroceso ante el Gobierno de Mitterrand. Pero la realidad ha sido completamente diferente. El Reino Unido se ha convertido de hecho en el mayor baluarte de las políticas liberales en Europa, mientras que Francia es hoy el principal defensor de la intervención del Estado en la economía.

Si bien cada uno de estos gobernantes sorprendió por sus políticas una vez llegado al poder, no hay duda de que éstas han tenido consecuencias económicas muy diferentes. En un panorama de crecimiento muy débil en toda Europa, el Reino Unido ha crecido a una tasa significativamente mayor en los últimos años a pesar de la convergencia económica de toda la Unión Europea. Donde más se nota la diferencia de resultados, sin embargo, es en el desempleo: el Reino Unido registra un nivel de 4.8 por ciento contra el 10.1 por ciento de Francia.

Quizá en estos tiempos ya no se pueda distinguir entre un político de izquierda y uno de derecha. Pero todavía resulta claro cuáles entienden cómo funciona la economía y cuáles no.

MARIANA LEVY

La muerte de Mariana Levy nos vuelve a recordar la fragilidad de la existencia humana en una ciudad en la que impera la violencia. Quizá la actriz no fue realmente asaltada, pero el terror en el que viven tantos ciudadanos se ha convertido también en un arma mortal.

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