“Es muy peligroso escuchar. Si se escucha, corre uno
riesgo de que lo convenzan”.
Óscar Wilde
Finalmente fue Carlos Abascal el elegido para reemplazar a Santiago Creel en la Secretaría de Gobernación. La decisión no debe haber sido fácil. Felipe González, el subsecretario, era un candidato lógico que habría permitido una más fácil continuidad en el trabajo burocrático de la secretaría. Pero ninguna labor burocrática es más importante ahora que el trabajo político que requerirá el proceso electoral de 2006.
¿Por qué Abascal? Una de las razones es que se ha ganado la confianza del presidente de la República. A pesar de la reputación que tenía de ideólogo de la derecha, que se vio fortalecida por la cobertura de los medios acerca de su posición sobre Aura de Carlos Fuentes, en sus años como secretario del Trabajo, mostró una gran capacidad de negociación.
Si bien la reforma laboral que impulsó no ha sido aprobada por el Congreso y ha sido cuestionada por los sindicatos de Unete y por el PRD, el trabajo de negociación fue intenso y en buena medida positivo.
Está ahí, por otra parte, el descenso en la conflictividad laboral en los últimos años. A pesar que el Gobierno ha abandonado armas añejas en casos de conflicto, como la requisa, la disminución de huelgas es un hecho que nadie puede poner en tela de juicio. Y en buena medida ésta se debe a la importancia que Abascal le ha dado a la negociación.
Desde hace ya tiempo el presidente había empezado a escuchar a Abascal en temas no directamente relacionados con su responsabilidad laboral. Tanto en cuestiones políticas como judiciales, Fox encontraba en Abascal una voz convincente y razonable.
Quizá uno de los puntos decisivos fue la posición de Abascal, contraria a la del ex procurador Rafael Macedo de la Concha, en el tema del desafuero de Andrés Manuel López Obrador. El ex secretario del Trabajo también se mostró escéptico ante las supuestas pruebas del procurador en el caso de Nahum Acosta. Abascal, de hecho, protestó enérgicamente cuando la PGR de Macedo decidió llevar a cabo una investigación en contra del cardenal de Guadalajara Juan Sandoval Íñiguez por un supuesto lavado de dinero que nunca se comprobó.
Mucho se ha hablado de que el nuevo secretario de Gobernación tendrá la responsabilidad de garantizar la equidad y transparencia del proceso electoral de 2006. En realidad esta idea viene de una estructura electoral ya superada, cuando el secretario era cabeza del IFE. Hoy en día la equidad y transparencia del proceso electoral recaen en el IFE y en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Sin embargo, la responsabilidad del secretario de Gobernación para mantener la estabilidad del país en un momento por naturaleza explosivo sigue siendo crucial.
Conforme avance el proceso electoral se multiplicarán las manifestaciones, plantones y bloqueos con los que distintos grupos políticos y sociales buscarán llamar la atención de los partidos y la sociedad en general. Cualquier error en el trato de estos movimientos puede llevar a estallidos -espontáneos o provocados- de violencia de consecuencias imprevisibles.
La reputación de Abascal como un hombre de extrema derecha puede resultar un obstáculo para el logro de esa estabilidad social. No pasará mucho tiempo antes que esta supuesta posición se utilice en contra de quien tendrá a cargo las negociaciones políticas del Gobierno.
Por otra parte, habrá quien señale que es un error tener a un funcionario tan profundamente católico a cargo de las relaciones del Estado mexicano con las distintas iglesias y religiones del país. Sin embargo, ese mismo sentido religioso podría ser la clave para que fructifiquen las negociaciones políticas. Muy poca gente se da cuenta que Abascal, más que un hombre de derecha, es un profundo creyente en la doctrina social de la Iglesia.
Los principios que él promovió como director de una empresa financiera, como presidente de la Coparmex y después como secretario del Trabajo son precisamente ésos. Y una de las claves de esa doctrina es la equidad: limitar los abusos tanto de los sindicatos como de los patrones.
Me parece poco sensato darle la bienvenida al nuevo secretario de Gobernación con los lugares comunes que se le han aplicado en el pasado. Hay que otorgarle el beneficio de la duda.
Después de todo, los mexicanos seríamos los reales beneficiados si él puede cumplir con su trabajo de mantener la estabilidad del país, mientras el IFE y los tribunales electorales se encargan de asegurarnos unas elecciones limpias y transparentes.
IMPUGNACIÓN
Como era de esperarse, Promotora Santa Fe impugnó ya la decisión de la PGR de no consignar a Andrés Manuel López Obrador por desacato en el caso de El Encino. No se le puede decir tan fácilmente a un particular que ganó un amparo pero que no lo puede hacer válido porque la autoridad responsable es demasiado poderosa.