“Nunca profetices,
especialmente acerca
del futuro”.
Mark Twain
La historia no se construye por saltos cuánticos. Por el contrario, los acontecimientos se van acumulando poco a poco y se concatenan. Incluso las revoluciones, que son rompimientos por definición, tienen en retrospectiva antecedentes que se suman gradualmente. Por eso es posible hacer predicciones sobre 2005.
Sabemos ya, por ejemplo, que el crecimiento económico de 2004 no se suspenderá como por arte de magia. La inercia de la actividad de los últimos meses no se puede detener súbitamente. Quizá los altos precios del petróleo frenen en algo la expansión, pero aun así podemos prever un 2005 con un crecimiento de entre tres y cuatro por ciento. No es lo que el país necesita, cierto, pero es bastante más de lo que merecemos dada la incapacidad de nuestra clase política para hacer Reformas Estructurales.
Esa clase política, por otra parte, tampoco encontrará en 2005 fórmulas para entablar un diálogo. Si la política en otros lugares del mundo es el arte de llegar a acuerdos para el bien común, en México se ha convertido en un simple instrumento para atacar a enemigos. Como ejemplo está la forma en que se ha cargado el ambiente político por la controversia constitucional sobre el presupuesto federal.
El rumbo fundamental de la economía mexicana no cambiará por el hecho de que el presidente tenga o no derecho de hacer observaciones al presupuesto de 2005. En realidad no es tanto el dinero que se juega. Lo realmente negativo está en la señal enviada por el diputado priista Manlio Fabio Beltrones, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, quien abiertamente ha amenazado a los ministros de la Suprema Corte de Justicia con hacerles juicio político si no se ajustan a la línea ordenada por el PRI y el PRD. El autoritarismo se cierne una vez más sobre el país.
Decir que 2005 será un año importante en lo político es caer, por supuesto, en un tópico. En el enloquecido sistema electoral de nuestro país todos los años son políticamente importantes. En este 2005 veremos, como siempre, una serie de elecciones estatales que tendrán incidencia sobre varios aspirantes a la Presidencia de la República. Pero el cotejo más importante será el que definirá la sucesión del Estado de México, la Entidad más poblada de la República.
Más que sobre los comicios estatales, la atención nacional se centrará en los procesos internos de los principales partidos para elegir a sus candidatos presidenciales para 2006. En el PRD, a pesar de las aspiraciones de Cuauhtémoc Cárdenas, la contienda parece decidida a favor del jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador. Sólo la inhabilitación legal le impediría al tabasqueño capturar la candidatura del PRD.
En el PAN el presidente Vicente Fox parece estar impulsando la candidatura del secretario de Gobernación, Santiago Creel. El presidente ya le quitó de enfrente a Felipe Calderón, quien desde la Secretaría de Energía pretendió construir otra candidatura y a Luis Ernesto Derbez, a quien ahora busca mandar a la OEA. Los legisladores Francisco Barrio y Carlos Medina Plascencia distan de tener la popularidad que les permitiría montar un reto decisivo a Creel. Sólo Josefina Vázquez Mota, la secretaria de Desarrollo Social, podría ser un rival importante, pero al parecer el presidente busca encauzarla al Distrito Federal, también para quitarla del camino de Santiago. Marta Sahagún, la esposa del presidente, sigue siendo la opción más popular del PAN, pero los dirigentes del partido se niegan a considerarla siquiera.
En el PRI hay una verdadera batalla campal. Roberto Madrazo es sin duda el puntero, especialmente por los triunfos que el partido ha acumulado en los últimos dos años, pero tiene un rechazo muy fuerte de millones de mexicanos, incluidos muchos priistas que votarían por quien fuera menos por él. Si sus rivales se pusieran de acuerdo para postular a un candidato, sin duda lo vencerían, pero son tantas las diferencias entre ellos que ese gesto de unidad parece imposible.
En muchos países la política es una sana forma de renovación de liderazgos. En México es fuente de parálisis y enconos. Por eso podemos decir que, pase lo que pase, gane quien gane, México seguirá sumido en la parálisis para llevar a cabo las Reformas Estructurales. Así, seguiremos perdiendo competitividad, especialmente frente a China y seguiremos condenando a millones de nuestros compatriotas a vivir en la miseria o a emigrar a los Estados Unidos para encontrar allá las oportunidades que nuestros políticos les niegan aquí.
La reunión
Manlio Fabio Beltrones está buscando una reunión con el presidente de la Suprema Corte Mariano Azuela. ¿Cuál será el propósito? ¿Darle a conocer sus argumentos? ¿O amenazarlo una vez más?
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