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Jaque mate/El Chicago Boy

Sergio Sarmiento

“Lo que cuenta es lo que

se hace y no lo que se tenía

intención de hacer”.

Jorge Edwards

Cuidado. México corre el riesgo enorme de tener a un Chicago Boy como presidente. Este columnista ha encontrado que uno de los principales contendientes en la ya desatada carrera por alcanzar la Presidencia de la República en 2006 es un seguidor de las doctrinas de la Universidad de Chicago y en particular de las de Milton Friedman (Premio Nobel 1976), el economista que lanzó la “revolución neoliberal”.

No, no se trata del secretario de Hacienda Francisco Gil Díaz, quien claramente está fuera de la contienda presidencial. Me refiero al jefe de Gobierno del Distrito Federal.

¿Andrés Manuel López Obrador un neoliberal? ¿Un seguidor de las teorías de Friedman? ¿Acaso se ha vuelto loco éste antes respetable columnista?

No, para nada. López Obrador es el único gobernante en el país -y quizá en el mundo- que ha tenido el valor de aplicar abiertamente una de las teorías más famosas y controvertidas de Friedman: el llamado impuesto negativo.

Friedman -que más que neoliberal es un economista libertario- ha sostenido que el Estado es un proveedor extremadamente ineficiente de bienes y servicios públicos y por lo tanto ha propuesto la reducción del Estado a su mínima expresión. Éste debe limitarse, según él, a proporcionar servicios de seguridad pública y justicia y a generar una red mínima de apoyo social a los más necesitados. La red de apoyo, sin embargo, no debe basarse en la creación de ineficientes instituciones estatales, sino en lo que él llama un “impuesto negativo”.

¿Qué es un impuesto negativo? Fundamentalmente una transferencia directa de dinero a las personas o familias que requieran asistencia del Estado. Esta transferencia debe darse en efectivo y con el mínimo posible de burocracia intermediaria. Y esto es lo que está haciendo Andrés Manuel con su programa de asistencia a las personas de la tercera edad.

¿Se imagina usted si un priista hubiera sido el encargado de diseñar un programa de apoyos a los ancianos? Habría creado un Instituto de Apoyo para los Ancianos y Personas de la Tercera Edad (que se conocería mejor por el acrónimo Inaperante) y habría contratado a miles de burócratas para administrarlo. Después de poco tiempo la burocracia se habría llevado la mayor parte de los recursos disponibles para el proyecto. Éste se convertiría en una réplica de lo que vimos antes en el Banrural, institución que de cada seis pesos que tenía dedicaba cinco a la burocracia, o lo que estamos viendo con el IMSS o con el ISSSTE, instituciones que en lugar de dar servicios adecuados a sus derechohabientes son instrumentos para pagar sueldos y pensiones a sus empleados y burócratas.

Queda claro que los programas asistencialistas, como el de apoyo a los ancianos que ha creado el Gobierno de Andrés Manuel, no representan una solución al profundo problema de pobreza que existe en nuestro país. Para combatirlo realmente es necesario promover una mayor inversión privada y usar los recursos del Estado para construir infraestructura. También es obvio que un programa de este tipo debe ser sostenible en el largo plazo y no hay duda que la carga que se está creando para el Distrito Federal y que quizá, si López Obrador es presidente, se extenderá a todo el país, podría volverse enorme. Pero los ancianos son personas que ya han dado todo su esfuerzo a la sociedad y no pueden beneficiarse de un programa que combata la pobreza en el largo plazo. Por eso quizá sea justo tener un programa que los apoye, pero por lo menos que sea un programa inteligente, que no malgaste los pocos recursos disponibles en la creación de nuevas burocracias.

Por esta razón Milton Friedman sugirió la creación del impuesto negativo: la transferencia directa de dinero a los más necesitados, a aquellos que no pueden valerse por sí mismos. Lo interesante es que ninguno de los supuestos neoliberales que han tenido posiciones de responsabilidad en el Gobierno de nuestro país en las últimas décadas se ha preocupado por promover el impuesto negativo. Su único interés ha sido, hasta ahora, mantener finanzas públicas sanas y control sobre el crecimiento del circulante. Ha faltado en sus políticas el elemento de apoyo social eficiente que le da su último sentido a las teorías de Friedman.

Afortunadamente hoy hay en México un nuevo Chicago Boy dispuesto a establecer ese impuesto negativo que propuso originalmente Milton Friedman. López Obrador debe ser felicitado por dejar atrás las burocracias en el propósito de ayudar a los más necesitados.

DEBATE

No es tan malo que todos los días polemicen el presidente Fox y el jefe de Gobierno de la capital López Obrador. El problema es que en vez de debatir ideas de fondo se limiten a hacerse acusaciones personales.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

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