“Se está construyendo una dictadura del relativismo
que no reconoce nada como definitivo y que deja como
última medida sólo el
propio yo y sus deseos”.
Cardenal
Joseph Ratzinger
En la sucesión papal, quienes saben no están hablando: de hecho, están todos aislados en la Capilla Sixtina y en la residencia de Santa Marta en el Vaticano. Mientras tanto, los que hablan no saben realmente lo que está ocurriendo dentro del Cónclave. Por eso es tan riesgoso hacer predicciones en la elección del nuevo Papa.
Sabemos que ayer salió humo negro de la chimenea de la Capilla Sixtina; pero no conocemos cuál fue el resultado de la primera votación, ni si alguno de los cardenales obtuvo ya un número suficiente de votos como para atraer un respaldo suficiente de sus compañeros en las votaciones subsecuentes.
La historia nos dice, por otra parte, que los Cónclaves han sido asuntos relativamente rápidos en los últimos tiempos. Dos o tres días son bastantes para que se logre un acuerdo. Lejos están los tiempos en que se requerían meses de votación para elegir a un nuevo Papa.
Casi todos conocemos el dicho de que en el Cónclave quien entra Papa sale cardenal. Ésta es una forma de decir que los favoritos no suelen generar el apoyo de sus colegas en estas elecciones tan especiales. Pero no podemos olvidar que en 1929 Eugenio Pacelli, quien en ese entonces era secretario de Estado y abierto favorito para ocupar el trono de San Pedro, triunfó contundentemente en la votación en el Cónclave más breve desde 1623 para convertirse en el Papa Pío XII.
El favorito en esta ocasión es el cardenal alemán Joseph Ratzinger. Se le conoce en la actualidad por sus posiciones conservadoras tanto en lo moral como en lo religioso. Sus puntos de vista han tenido gran difusión ya que por más de dos décadas ha sido prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Ésta es una organización cuya misión es, en las palabras de Juan Pablo II, “promover y garantizar la doctrina de la fe y la moral a lo largo y ancho del mundo católico”. A esta responsabilidad lo designó el propio Papa Juan Pablo II en 1981, quien siempre mostró una gran cercanía hacia Ratzinger.
Lo curioso del caso es que este cardenal, hoy conocido como conservador, inició su carrera con un papel que se ha tildado de progresista en el Concilio Vaticano II de principios de la década de 1960, donde fue el teólogo del concilio. En 1966 Ratzinger fue designado profesor de teología dogmática en la Universidad de Tubingia, la misma en la que ha dictado su cátedra Hans Küng, el más conocido crítico de las posiciones del Papa Juan Pablo II. En 1969 regresó a su Baviera natal para dictar cátedra en la Universidad de Regensburgo. En 1977 fue designado arzobispo de Munich poco después se le hizo cardenal.
El cardenal Ratzinger, a quien muchos medios han considerado desde hace años como el más posible sucesor de Juan Pablo II, ha tenido dos momentos de especial protagonismo tras la muerte del Papa Juan Pablo II. En primer lugar, como decano del cuerpo cardenalicio, ofició la misa funeral para Juan Pablo II que tuvo lugar el pasado ocho de abril. Ahí le tocó pronunciar una sentida homilía frente a los demás cardenales y ante millones de católicos de todo el mundo que siguieron la ceremonia por televisión. No sorprende mucho que un artículo posterior del Corriere della Sera, uno de los más influyentes periódicos italianos, señalara que Ratzinger contaba ya con el apoyo de 50 cardenales de los 77 necesarios para alcanzar la elección como Papa. Era así el favorito desde antes de que comenzara el Cónclave.
Ayer, por elección del cardenal Camarlengo, el español Eduardo Martínez Solano, Ratzinger tuvo a su cargo la misa de inicio del Cónclave. En esta ocasión el cardenal alemán ofreció una homilía que buscó recordar a sus colegas la necesidad de mantener posiciones éticas firmes y claras, pese a que puedan ser calificadas de “fundamentalistas”, frente a lo que él denominó como la “dictadura del relativismo”.
No tengo forma de saber si este papel protagónico de Ratzinger, quien cuenta ya con 78 años de edad y no tendría por lo tanto un Pontificado muy largo, fortalece o debilita sus posibilidades de ser el nuevo Papa. Lo que sí es claro es que el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe está buscando que se mantenga la fidelidad a los preceptos conservadores de Juan Pablo II incluso después de que se elija a un nuevo Papa.
SIGUE A LA BAJA
La Bolsa Mexicana de Valores se mantiene en picada. Ayer perdió más de 200 puntos que equivalen a 1.7 por ciento. La Bolsa, sin embargo, no está sola. Casi todos los mercados bursátiles del mundo -la gran excepción ayer fue Brasil- están cayendo, aunque no con la velocidad del mercado mexicano. Éste ha perdido 15.4 por ciento desde el siete de marzo.
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