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Jaque mate/El golpe de Wilma

Sergio Sarmiento

“Una desgracia va siempre pisando las ropas de otra: tan inmediatas caminan”.

William Shakeaspeare

Lo sorprendente es que el número de muertes sea tan pequeño. En el momento de escribir este artículo, en la mañana del domingo 23 de octubre, los medios de comunicación registran entre seis y siete fallecidos. Pero el daño provocado por el huracán Wilma a la infraestructura turística de uno de los lugares más hermosos no sólo de nuestro país sino del mundo, es enorme.

El que el número de muertos sea relativamente pequeño es, por supuesto, un tributo a la forma en que los distintos órdenes del Estado mexicano y la sociedad en general han aprendido una cultura de la prevención en los últimos años. Cuando el huracán Emily golpeó la misma zona en la primavera esta preparación estaba ya de manifiesto. Lejos quedan los tiempos en que el huracán Gilberto tomó a Isla Mujeres y a Cancún desprevenidos.

Hoy la gente de Cancún y de toda la costa de Quintana Roo estaba claramente preparada. La evacuación se hizo a tiempo y de manera eficaz. Los quintanarroenses estaban tan preparados para el meteoro como se podía estar. Pero no había preparación que pudiera evitar la destrucción provocada por un huracán no sólo de una enorme potencia sino lento en su avance y que por lo tanto permaneció dos días sobre la zona.

No hay en el momento en que escribo estas notas un recuento siquiera aproximado de los daños. Toda la zona se encuentra sin electricidad y en buena medida sin servicio telefónico. Las playas parecen haber sido arrasadas por el huracán, como ocurrió con el Gilberto en 1989. Se han perdido también, al parecer, los campos de golf. Las fachadas de los hoteles en Cancún han sufrido daños visibles: han perdido sus grandes vidrieras, especialmente las de los lobbies. Pero es imposible de momento saber qué ha ocurrido en el interior.

Esto es Cancún. La información de otros lugares es mucho más escasa. Cozumel parece haber sido el lugar más golpeado por el huracán; pero hasta el momento de escribir estas notas, no hay ninguna información sobre los daños en la isla. Ya el Emily había dejado daños importantes en la isla. Hoy habrá que empezar de nuevo a trabajar en la reconstrucción. En playa del Carmen y las zonas al norte y el sur los daños parecen ser también considerables.

La gran duda es qué tan rápida puede ser la reconstrucción. Faltan escasos dos meses para el inicio de la temporada invernal de vacaciones. El daño que ha sufrido la costa de Quintana Roo parece ser tan considerable que difícilmente se puede pensar que se reparen los daños a tiempo. Algunos mayoristas han empezado ya a cancelar vacaciones para las próximas semanas. Y cuando se den a conocer los daños definitivos es muy probable que las cancelaciones se extiendan a toda la temporada.

Cancún y la riviera Maya son el principal foco de atracción turística de nuestro país. Los daños del huracán a la infraestructura turística podrán tener por lo tanto consecuencias negativas importantes para la economía nacional. El turismo en México ha venido creciendo a un ritmo muy sano en los últimos años. Ahora podríamos ver un punto de inflexión.

El turismo tardó tres años en recuperarse de los daños del huracán Gilberto. México, sin embargo, no puede darse el lujo de esperar tanto. Una caída fuerte de los ingresos por turismo podría tener consecuencias importantes para nuestro país. Muchos de los hoteles, por supuesto, tienen seguros por daños producidos por huracanes por lo que es de esperar que sus labores de reconstrucción sean relativamente rápidas. El Gobierno Federal en este momento tiene los recursos de los ingresos petroleros excepcionales, pero ya los costos de la reconstrucción de Chiapas, Oaxaca y otros lugares afectados por las lluvias asociadas al huracán Stan han sido ya considerables. Y el número de políticos que quieren apropiarse de esos excedentes en un año político es realmente enorme.

Tanto los hoteles como la infraestructura turística serán reconstruidos. La duda tiene que ver con el tiempo que se tardará el proceso. Pero cientos de miles de personas han resentido daños en sus hogares y viviendas que no serán tan fácilmente reparados. Esta gente no tiene seguro. Muchos se quedarán sin ingresos, ante la baja en la actividad turística, y no tendrán recursos para reparar sus hogares o pequeños negocios. Es para esta gente, los más pobres, que la tragedia del Wilma será mayor. Y esto, desafortunadamente, no es novedad.

RAPIÑA

Al daño del huracán Wilma hay que añadir ahora el de los saqueos. Hubo rapiña en Cancún el sábado y el domingo. La Policía de Cancún no quiso intervenir aparentemente por instrucciones de las autoridades municipales. Un informe de prensa señala también que el alcalde Francisco Alor ordenó que no se transmitiera en la radio local la información sobre esos saqueos.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

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