“La principal razón para participar en un área de
libre comercio es que la
liberalización económica
tiene sentido por sí misma”.
Jaime Zabludovsky
¿Por qué fracasó en Mar del Plata el esfuerzo de cuando menos iniciar las negociaciones del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA)?
En parte por ideología. Era imposible pensar que Hugo Chávez aceptaría cualquier tipo de acuerdo comercial con el presidente George W. Bush. Pero también debe entenderse que hay intereses legítimos de los cinco países de 34 que se opusieron al acuerdo -especialmente Argentina y Brasil- que hacían muy difícil el logro de un acuerdo.
Esto lo señalaba ya hace más de un año Jaime Zabludovsky, director de la consultoría Soluciones Estratégicas quien fue uno de los principales negociadores del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y el negociador del Tratado de Libre Comercio de la Unión Europea con México.
En “The Long and Winding Road to Hemispheric Integration” (“El largo y sinuoso camino a la integración hemisférica”), texto publicado en octubre de 2004 por Inter-American Dialogue, Zabludovsky señala que hay un desequilibrio en los intereses de negociación de Estados Unidos y los países del Mercosur.
Estados Unidos tiene “intereses ofensivos” -esto es, de liberalización- en ocho de nueve áreas de negociación e “intereses defensivos” -o sea, proteccionistas- en dos: medidas compensatorias y agricultura. En contraste, necesita proteger varios productos agrícolas y mantener su discrecionalidad en la aplicación de medidas de protección. Argentina y Brasil, a su vez, tienen intereses ofensivos precisamente en los productos agrícolas y defensivos en los demás.
Para lograr un acuerdo de libre comercio, el Gobierno estadounidense necesita que Argentina y Brasil reduzcan sus aranceles a los productos industrializados, a los cuales cobran un arancel promedio de 15 por ciento. Estados Unidos, que tiene una de las economías más abiertas del mundo en estos productos, ya no puede bajar gran cosa su arancel. Con la apertura en productos industrializados, por lo tanto, los países del Mercosur tienen poco que ganar y en cambio sí mucho que perder. Los intereses ofensivos de Washington en propiedad intelectual -por ejemplo, en farmacéuticos-, servicios y adquisiciones gubernamentales, a su vez, se contraponen a intereses defensivos de Argentina y Brasil en todos estos temas.
Los intereses se revierten, sin embargo, en los productos agrícolas y en las medidas de protección. Para Argentina y Brasil es muy importante que se reduzcan los subsidios que Estados Unidos entrega a sus productores agropecuarios y que elimine la actual discrecionalidad estadounidense en la aplicación de medidas de protección por dumping y otras violaciones a las reglas comerciales.
Es muy difícil, sin embargo, que Estados Unidos pueda acceder. Los subsidios al campo en Estados Unidos se aplican a todos los productos agropecuarios sin importar si se destinan al mercado local o al internacional. Eliminarlos tendría consecuencias dramáticas en el medio rural estadounidense, que no se limitarían a las relativamente pequeñas ventas que se pudieran hacer en el ALCA. La medida, por otra parte, dejaría a los productos agropecuarios estadounidenses en una posición de desventaja frente a los europeos, que seguirían recibiendo su subsidio completo.
Por las razones anteriores, Estados Unidos ha insistido que la eliminación de los subsidios agrícolas se debe dejar a la Organización Mundial de Comercio que tendrá su próxima reunión ministerial en Hong Kong el próximo mes de diciembre. Pero ante el rechazo de Francia y de otros países europeos a eliminar los subsidios, esto equivale a dejar el tema sin solución.
En su ensayo de 2004, Jaime Zabludovsky considera que hay diferentes formas de darle vida a un acuerdo de libre comercio que cubra todo el hemisferio occidental. Después del fracaso de la cumbre de Mar del Plata, sin embargo, me parece que el ALCA puede declararse definitivamente muerto. La razón no es los argumentos ideológicos esgrimidos por Hugo Chávez y públicamente por los presidentes de Brasil y Argentina, que buscan capitalizar políticamente este fracaso, sino los intereses contrapuestos de Estados Unidos y los dos grandes países de Mercosur.
Para Washington, después de todo, el libre comercio significa la apertura de lo que no les interesa abrir a Argentina y Brasil, mientras que para éstos implica una apertura agropecuaria que Bush no puede darse el lujo de ofrecer.
BANDA ANCHA MÓVIL
Escribo este artículo en una camioneta en movimiento conectado siempre a la red a alta velocidad. En las últimas semanas un pequeño dispositivo llamado Banda Ancha Móvil ha revolucionado mi forma de trabajar. Cada vez nos acercamos más a los tiempos de conectividad instantánea en cualquier lugar.
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