?Un rasgo conceptual y decisivo del corporativismo es el control que el Gobierno ejerce sobre la sociedad y su organización?.
Documento de Unión Nacional de Trabajadores (Unete)
Las diferencias entre estas dos visiones nunca se podrán resolver. Por eso la Unión Nacional de Cañeros y la Unión Nacional de Productores de Caña, ambas organizaciones priistas, han emprendido su ofensiva en contra del presidente Fox.
La Unión Nacional de Cañeros, una organización priista dirigida por un diputado del PRI, está recurriendo una vez más a las viejas tácticas del corporativismo. Ayer llevó a cabo una manifestación en las calles de la Ciudad de México con el propósito de presionar al presidente Vicente Fox para que publique una nueva Ley cañera aprobada en el Congreso por los diputados del PRI y del PRD.
A mi juicio el presidente debe resistir esta presión. En primer lugar porque ya es inaceptable que en nuestro país las decisiones más importantes se sigan tomando por la presión de grupos de poder. Pero además porque los mexicanos merecemos tener un verdadero mercado del azúcar en que se eliminen las prácticas corporativistas que tanto daño le han hecho a nuestro país en el pasado.
Esta nueva batalla económica es producto de la decisión del Gobierno de Fox, dada a conocer el 14 de enero de este año, de abolir el decreto cañero que había estado en vigor desde los tiempos de Luis Echeverría. La abolición de este decreto colocaba a la industria del azúcar en la misma situación que cualquier otra actividad económica. Eliminaba así las negociaciones colectivas en la compra de caña y otras prácticas corporativistas.
Un importante grupo de políticos del PRI, convencidos de que el azúcar es un producto demasiado importante para dejarlo al mercado, emprendieron una ofensiva en contra de la decisión gubernamental. Cuando quedó en claro que el presidente Fox no aceptaría reestablecer el decreto, impulsaron una nueva Ley cañera con la que buscaban asegurar la preservación de sus privilegios. En el Congreso este grupo de priistas, encabezado por el diputado Carlos Backaller, presidente también de la Unión Nacional de Cañeros, logró el apoyo de legisladores del PRI y del PRD que aprobaron una nueva Ley cañera el pasado 22 de junio.
El Congreso tiene la facultad constitucional de aprobar leyes, pero el presidente tiene también la potestad de hacerles observaciones. Eso es lo que está haciendo presidente, quien ya ha señalado que devolverá la iniciativa con observaciones a la Cámara de Diputados el próximo septiembre. A los líderes del movimiento cañero no les interesa siquiera revisar esas observaciones porque saben que en este tema se están enfrentando dos concepciones distintas de la industria azucarera: una que cree en el libre mercado y la otra corporativista.
Las diferencias entre estas dos visiones nunca se podrán resolver. Por eso la Unión Nacional de Cañeros y la Unión Nacional de Productores de Caña, ambas organizaciones priistas, han emprendido su ofensiva en contra del presidente Fox.
En una economía moderna no tiene sentido regresar al corporativismo de los tiempos de Echeverría. Si queremos una industria azucarera sana debemos transitar en el camino opuesto. Todas las restricciones que impiden la libre producción y compra de azúcar deben eliminarse. Los precios de la caña, de otras materias primas para la producción de edulcorantes y del azúcar final deben quedar sujetos a la Ley de la oferta y la demanda.
Debe promoverse la inversión en la modernización de la producción cañera y en los ingenios, pero también en la producción de alta fructosa y otros edulcorantes en nuestro país. Hay que eliminar, además, los impuestos injustos como el que ahora se aplica a los refrescos producidos con alta fructosa y que ya la Organización Mundial de Comercio declaró ilegal.
El esfuerzo político de nuestro país no debe enfocarse a la restitución del viejo corporativismo cañero sino a presionar al Gobierno de los Estados Unidos a eliminar su propio e injusto proteccionismo a la industria azucarera, así como los subsidios que el Gobierno estadounidense otorga al maíz y que terminan incidiendo en el precio de la alta fructosa.
No sé en este momento cuáles serán las observaciones que el Gobierno del presidente Fox haga a la nueva Ley cañera. Estas observaciones sólo se podrán juzgar cuando sean públicas. Pero sí me queda claro el camino para construir una industria azucarera más moderna y competitiva. Y este camino es exactamente el contrario al que están promoviendo las viejas organizaciones corporativistas del PRI que ayer salieron a las calles a presionar al Gobierno del presidente Fox.
TRANSPARENCIA
Es muy positivo el llamado de Andrés Manuel López Obrador a los diputados del PRD en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal para que no pospongan la auditoría del Fimevic, el fideicomiso del que salió el dinero para construir el segundo piso del Periférico. Esperemos que los diputados perredistas, que tanto caso le han hecho en el pasado a Andrés Manuel, no se vuelvan ahora rebeldes.
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