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Jaque mate/Y el ganador...

Sergio Sarmiento

“El triunfo es el mayor

orador del mundo”.

Napoleón Bonaparte

Finalmente las previsiones de las encuestas se cumplieron. El priista Enrique Peña Nieto ganó las elecciones del Estado de México. De nada sirvieron las acusaciones por un supuesto gasto excesivo de campaña, que ahora tendrán que ser demostradas ante los tribunales electorales. De nada sirvió la “concentración por la democracia” realizada el sábado dos de julio por el presidente Vicente Fox en el Ángel de la Independencia.

Peña Nieto puede afirmar que vino de atrás en esta elección. Cuando fue nominado como candidato por el PRI mexiquense era un virtual desconocido y se encontraba en las encuestas detrás del candidato panista Rubén Mendoza. El propio Mendoza se vanagloriaba de estar adelante en los primeros sondeos. La manera en la que Peña Nieto no sólo alcanzó sino rebasó a Mendoza fue impresionante.

Hay que tomar en cuenta, sin embargo, que en esos primeros sondeos Peña Nieto no era nadie. Nadie había hablado de él como supuesto candidato del PRI. Las especulaciones se habían centrado en Carlos Hank Rhon, Isidro Pastor, Alfonso Navarrete Prida, Manuel Cadena y otros más. No fue sino hasta el último momento cuando, impulsado por el gobernador Arturo Montiel, salió a la luz y se convirtió en candidato del PRI.

Quizá las primeras encuestas no se leyeron bien. No era que los electores mexiquenses rechazaran a Peña Nieto y prefirieran a Mendoza. El hecho simplemente era que cuando se elaboraron las primeras encuestas nadie conocía a Peña Nieto, aun cuando simpatizaran con el PRI.

Hay razones para pensar que la juventud y atractivo físico de Peña Nieto sí tuvieron relevancia en el ascenso del candidato. Mendoza buscó lograr el mayor provecho posible de su apariencia física al hacer énfasis en su campaña que él era feo pero sabía gobernar, cosa que Peña Nieto no había demostrado, pero evidentemente el mensaje no logró disuadir a un número suficiente de mexiquenses de votar por el feo. Peña Nieto en cambio hizo una muy buena campaña basada en la idea de que un notario público tomaba nota de todos sus compromisos de campaña con el fin de obligarse a sí mismo a cumplirlos al convertirse en gobernador.

Algunos analistas sugieren que Mendoza provocó su propia derrota. El panista hizo una campaña de gran agresividad, en la que cuestionaba constantemente la honestidad personal de Peña Nieto y de los priistas. Uno de los temas recurrentes de Mendoza fue que el PRI había gastado en exceso en la campaña. Los estudios que se hicieron, sin embargo, sugerían que el gasto priista no era tan exagerado y que el gasto del PAN, en todo caso, no se encontraba muy atrás. Ciertamente la visibilidad de Mendoza en espectaculares y anuncios pagados en medios de comunicación fue similar a la de Peña Nieto.

Una y otra vez el candidato priista insistió en que la campaña debía basarse en propuestas concretas y no en ataques personales. No dejaron los priistas de tenderle trampas a Mendoza, como el reparto de pelotas del PRI en una presentación de campaña panista. Pero Mendoza cayó en la provocación y al tomar por la fuerza las pelotas quedó ante los ojos de los electores como un candidato intolerante y agresivo.

La perredista Yeidckol Polevnsky hizo una buena campaña con recursos financieros inferiores a los otros dos, pero esto fue consecuencia en parte del hecho que ella misma se negó a pasar el sombrero entre los empresarios. Sus anuncios, sin embargo, eran sencillos y concretos. Yeidckol prometió aumentar el gasto social y gobernar como Andrés Manuel López Obrador en el Distrito Federal. Su resultado final ha sido superior a lo que se esperaba, pero simplemente el presentarse como una clon de otro gobernante no fue suficiente para obtener el respaldo de la mayoría de los mexiquenses.

Ahora le toca a Enrique Peña Nieto demostrar que puede ser un buen gobernador. Una de sus responsabilidades será gobernar no sólo para los priistas sino para todos los mexiquenses. Finalmente alrededor de la mitad de los electores sufragó en su contra, aun cuando la división del voto entre el PAN y el PRD aseguró su triunfo. Una de las claves de su Gobierno será comprobar que realmente cumple con sus promesas de campaña. Ésas están notariadas y registradas en su página de Internet. Será relativamente fácil demostrar si cumple o no con esas promesas.

DERROTA DE FOX

El presidente Vicente Fox hizo suya la derrota del PAN en los comicios del Estado de México al organizar la concentración por la democracia del dos de julio. Independientemente de las circunstancias, este mitin fue visto como un intento desesperado -realizado en el periodo de reflexión del proceso electoral- para cambiar el resultado del voto mexiquense. En el mismo periodo de reflexión se emitieron comerciales que mostraban el trabajo de la primera dama, Marta Sahagún de Fox, en pro de la niñez.

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