Caja de Pandora
?Y empresas de gran envergadura e impulso, / con esta mirada sus tendencias descomponen / y pierden el nombre de la acción?. Shakespeare (Hamlet)
La decisión del presidente Vicente Fox de promover y participar en un mitin político el dos de julio, un día antes de las elecciones del Estado de México, en el Ángel de la Independencia del Distrito Federal, es doblemente equivocada. Si bien la reunión no quebrantará la letra de la Ley, ya que se realiza en el Distrito Federal y no en el Estado de México, sí rompe la ética política al violar el período de reflexión previo a una elección. Pero además lo hace inútilmente, porque no hay una esperanza real de modificar de manera significativa el resultado de los comicios mexiquenses. Es verdad que todavía hay un número relativamente alto de indecisos en el Estado de México. Si el presidente pudiera realmente convencer a un número importante de ellos de sufragar por el panista Rubén Mendoza, quizá el esfuerzo tendría algún sentido.
Pero la experiencia nos dice que lo que Fox está tratando de hacer es una tarea imposible. Los votos no se endosan de un político a otro con tanta facilidad. La mayoría de los electores que acudirá a las urnas el próximo domingo, por otra parte, ya ha tomado su decisión. En otras palabras, el presidente Fox está irritando a los partidos políticos de oposición, cerrando el camino a cualquier tipo de acuerdo político en lo que resta del sexenio y firmando una carta blanca para que otros gobernantes intervengan también en los procesos electorales sin que realmente pueda apoyar la elección del panista Rubén Mendoza en el Estado de México ni conseguir alguna ventaja en las negociaciones políticas para las reformas estructurales.
El empecinamiento del presidente lo ha colocado en conflicto incluso con el Instituto Federal Electoral. Este domingo 26 de junio el consejero presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde, dio a conocer un mensaje en el que exhortaba a los gobernantes a abstenerse de intervenir en los procesos electorales. La Secretaría de Gobernación respondió con un documento en el que señalaba que el exhorto del IFE no debía interpretarse como un llamado de atención a ningún partido o gobernante en particular, cuando a todas luces sí lo era.
La Presidencia de la República, a su vez, reaccionó apuntando que no hay nada ilegal en la participación del presidente en el acto del dos de julio, el cual, según el vocero presidencial, no será ni siquiera un ?mitin político?. Pero, aun cuando esto fuera cierto, la imagen de inequidad y de violación del período de reflexión que se está generando le crea un lastre muy pesado a la frágil democracia mexicana.
El presidente Fox ha argumentado que los presidentes y primeros ministros de otros países del mundo participan activamente en la promoción de las candidaturas de sus partidos. Y es cierto.
Pero en otros países los gobernantes se atienen a las reglas electorales que se establecen para todos los contendientes.
En Estados Unidos, por ejemplo, no hay periodo de reflexión, por lo que cualquiera, incluso el presidente, puede hacer proselitismo en el mismo día de la votación. Pero en España y otros países de Europa sí existe ese periodo, y por ello todos los personajes que participan en la vida electoral están obligados a respetarlo.
El problema con el activismo del presidente Fox es que está teniendo lugar en un país en el que los partidos de oposición siempre han exigido que el presidente se abstenga de llevar a cabo actos de proselitismo político. Basta recordar el rechazo de Fox y del PAN a las supuestas acciones de Ernesto Zedillo en apoyo de Francisco Labastida de 2000, nunca tan claras como las que ahora se pretenden, para entender que hoy el presidente y su partido quieren hacer lo mismo que cuestionaron en el pasado.
El presidente Fox está ensuciando la elección en un momento en que la situación política del país es delicada. Lo está haciendo sin esperanzas siquiera de modificar de manera sustancial el rumbo de los comicios del Estado de México.
Está apostando demasiado para nada. El presidente ha decidido abrir una Caja de Pandora que oculta en su interior consecuencias imprevisibles para el futuro político del país. Y como Pandora, lo está haciendo por mera curiosidad, o quizá por arrogancia, ya que no siquiera parece haber un plan claro para que esta acción tan cuestionable genere beneficios políticos para él, para su partido o para su Gobierno.
CREEL Y EL IFE
El panista Santiago Creel, cuya campaña se encuentra aparentemente en problemas, pidió ayer que se acepte el exhorto del IFE para que los gobernantes no interfieran en los procesos electorales. Esta posición de Creel parece el primer rompimiento que un delfín debe tener necesariamente frente al presidente que lo impulsa. Esto ha ocurrido en todas las sucesiones anteriores.