En la historia de la Iglesia Católica son muy pocos los papas a los que después de su nombre se ha agregado el título de Magno. Creo que uno de esos pontífices a quien en un futuro muy próximo se le agregará esa denominación, será justamente a Juan Pablo II puesto que su Pontificado resulta ya desde estos momentos, desde todos los puntos de vista excepcional. Sus más de 26 años de papado son inenarrables: cuando fue elegido por el colegio cardenalicio se le hizo pastor y guía de aproximadamente 750 millones de católicos, hoy somos gracias a Dios más de mil 100 millones.
Presidió 136 ceremonias de beatificación en las que proclamó mil 310 beatos y 49 canonizaciones, con un total de 472 santos. Ocho consistorios, durante los cuales nombró 232 Cardenales. Seis asambleas plenarias del Colegio Cardenalicio. 15 Asambleas del Sínodo de los Obispos: Seis ordinarias, una general extraordinaria, y ocho especiales. Cerca de 18 millones de peregrinos participaron en las más de mil Audiencias Generales de los miércoles. Eso sin contar otras audiencias especiales y las ceremonias religiosas (más de ocho millones de peregrinos durante el Gran Jubileo del año 2000) y los millones de fieles que acudieron al encuentro de este Papa histórico durante las 104 visitas pastorales al extranjero y 150 dentro de Italia. 40 visitas oficiales y 700 audiencias o encuentros con jefes de Estado y 240 audiencias y encuentros con Primeros Ministros.
En su función de guía y maestro del pueblo fiel Juan Pablo II publicó 14 Cartas Encíclicas, 95 Exhortaciones Apostólicas y cinco libros por él firmados y convocó 16 sínodos de obispos incluido el próximo a celebrarse en octubre culminando el Año de la Eucaristía. Se publicó el Catecismo de la Iglesia Católica y el Código de Derecho Canónico. Su Pontificado ha superado en duración al resto de sus predecesores, con la excepción del de San Pedro y del beato Pío IX.
Juan Pablo II pronunció, escribió y transmitió alrededor de 100 mil páginas recopiladas en cerca de 60 volúmenes por la Librería del Vaticano, buscando en todas y cada una de esas páginas trasmitir el mensaje de Cristo, haciéndolo vivo y penetrante para un mundo contemporáneo con sus luces y sus sombras, que él supo comprender cabalmente tanto por su sólida formación humanística y filosófica, pero sobre todo por su celo apostólico increíble que lo hizo dar su vida en plenitud por Dios y por la grey a él encomendada con una generosidad absoluta; no reservándose para sí ni un solo instante, sino entregando hasta el último aliento de su vida a cumplir con el magno encargo.
Desde el 16 de octubre de 1978 hasta ese mismo día de 2004, el Santo Padre había recibido a 426 jefes de Estado, reyes y reinas, 187 primeros ministros, 190 ministros de Exteriores y recibido las cartas credenciales de 642 embajadores. Estas cifras no tienen en cuenta los encuentros que tuvieron lugar al final de diversas ceremonias litúrgicas en el Vaticano, en Italia, o en otros países.