Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

Juicio Final para Rogelio Luévano

NIRIA RAMOS MARÍN

EL SIGLO DE TORREÓN

TORREÓN, COAH.- Cuando la vida y la muerte se encuentran, no hay escapatoria... y en este momento una catarsis envuelve el propio ser. ¿Qué es el ser humano?, ¿qué será en realidad lo que se esconde detrás de todo lo que aparentemente somos en el mundo terrenal?

Éstas son algunas de las cuestiones que plantea una puesta que resulta tan interesante como profunda: El Juicio Final, creación del nicaragüense nacionalizado panameño José de Jesús Martínez.

Del ?baúl de los recuerdos?, la pieza renace en La Laguna, en donde alguna vez fuera montada. Y lo hará con el elenco original, todos menos uno: el maestro Rogelio Luévano.

Precisamente, como homenaje póstumo al recientemente fallecido teatrista lagunero, El Juicio Final se presentará el próximo 12 de febrero, en punto de las 20:30 horas, en el escenario del Teatro Nazas.

En exclusiva, durante uno de los ensayos el elenco que hace 32 años llevó a escena la misma obra ?desempolva? esos recuerdos, ahora con la melancolía que representa la pérdida del maestro.

?Rogelio tenía el papel del ?hombre?, mismo que en esta ocasión será representado por Juan Carlos Martínez?, explica el director Salvador Salas.

?Cuando muere Rogelio, nace en nosotros la necesidad de homenajearlo como se merece, y esto lo venimos ensayando desde hace varios meses. En noviembre fue que iniciamos el montaje, además también es una inquietud que viene de tiempo atrás, es decir, me impulsó la baja calidad del teatro lagunero, pero no nos quisimos quedar únicamente en calidad de criticones y dije ?hay que hacer algo?, agrega el director.

El elenco está compuesto por cuatro actores, de los cuales sólo falta Luévano: Felipe Cázares, Juan Ángel González, Rodolfo González Treviño y Juan Carlos Martínez, en unas interpretaciones tan contenidas, como contundentes; silencios que comunican, miradas que ejercen su derecho a ?ser?, manos verídicas, que dejan afuera el juego de la sobreactuación.

Y es que toda esa experiencia los hace regresar con nuevos bríos a las tablas, todos con una energía renovada y con una carga emocional que vacían en escena.

EL ENSAYO...

En el aire de la sala y en el sonido de las voces se respira la experiencia, sin pretensiones, los actores logran una atmósfera mística sostenida como al estilo de Jerzy Grotowski, con pocos elementos, pero con una gran cantidad de recursos internos. Comienzan.

Oscuro, luz, una mesa, un personaje. ?Es la primera vez, que se me pide hacer esto?, reza la primera intervención.

Es una obra que habla poéticamente sobre la búsqueda del alma de un hombre, la cual ?no se puede mostrar con el dedo?, agrega otro de los personajes. Es imposible decir, ésa es el alma, pero sí es posible conocerla de otro modo, es decir, de manera sensible, es hablar sobre el ?ser?, no sobre ?el hombre?, después del hombre, de lo terrenal, lo único que queda es lo que las personas son.

La historia logra un planteamiento claro sobre la aparente naturalidad de la muerte, sobre el reprobable acto del egoísmo, lo pobre que se vuelve el alma cuando comienzan a ser gente para sí mismos. ?No es lo mismo juzgar lo que el hombre hace y lo que un hombre es?, dice uno de los parlamentos.

La muerte pone fin a la vida temporal del hombre. Pone fin también al tiempo que un ser supremo da para decidirnos a la aceptación o al rechazo de la divinidad otorgada en el mundo. En la opinión de los actores, no pudo haber obra más significativa para ofrecer a Luévano como homenaje.

Durante el transcurso de la obra, juegan un importante papel el sonido de la flauta y cada uno de los silencios que surgen.

Las luces están a cargo de Óscar Caldera, un experto en el tema, que apoya a los teatreros con su trabajo, quien en esta ocasión bajo la dirección de Salvador Salas, consigue una iluminación limpia y transgresora de la temporalidad y la atmósfera.

Al final, la iluminación juega un papel sumamente importante, ya que logra efectos que el espectador no predice. Y también, la opinión del público. Porque al término de cada función, los actores entrarán en diálogo con los espectadores, a modo de motivar un debate sobre la puesta.

?En el estreno no creo que se animen mucho, pero durante la temporada que vamos a tener -también dentro de las instalaciones del Nazas, pero en un espacio mucho más íntimo- ahí sí creo que habrá más participación y debate?, comenta Salas.

Y será el público quien tenga la última palabra, durante el estreno de la pieza el sábado 12, cuyos fondos recaudados serán destinados al Centro de Estudios Superiores de Desarrollo Humano, institución que se encarga de apoyar la función cultural y los valores, entre muchas otras actividades de beneficencia.

IMPORTANTE LEGADO

Originario de Torreón, en donde nació en 1947, Rogelio Luévano radicó los últimos años de su vida en la Ciudad de México, en donde falleció el 20 de octubre de 2004.

Desde sus inicios en el arte dramático lagunero destacó de entre sus compañeros, pero quizá la mejor suerte le llegó en la capital del país, en donde fue parte importante de Casa del Teatro.

Invitado por Luis de Tavira, Luévano se desempeñó como docente en dicha institución (de las mejores de México en lo que a teatro se refiere) hasta sus últimos días; pero ese afán por compartir su experiencia le había surgido muchos años antes en su tierra natal, en donde logró abrir un laboratorio experimental de teatro, que mucho ayudó a la formación de nuevos actores que hoy continúan en el arte teatral.

El Centro Universitario de Teatro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Programa Nacional de Teatro Escolar del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), fueron otros de los proyectos en los que participó activamente y en donde su legado, seguramente se transmitirá de generación en generación.

Fueron muchas las obras que dirigió, tanto de autores clásicos como contemporáneos, exponiendo en especial la problemática del norte del país, donde ha dejado una profunda huella. Todo eso lo convirtió en uno de los maestros más entregados al arte escénico nacional.

FICHA

En El Juicio Final participan destacados teatristas laguneros.

APOYO TÉCNICO

Vestuario: Dolores Guerrero.

Sonido y efectos especiales: Laboratorio de comunicación educativa.

Iluminación: Enrique Tavares y Óscar Caldera.

Producción: Teatro Nazas y Grupo Ponle lo Ke Kieras.

Diseño de programa de mano: José Máynez.

Fotografía: Carlos Faudoa.

ELENCO

Felipe Cázares: Conserje.

Juan Ángel González: Funcionario.

Rodolfo González Treviño: Juez.

Juan Carlos Martínez: El hombre.

Dirección: Salvador Salas.

FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 132039

elsiglo.mx