KISSIMMEE, FLORIDA.- Cuando el beisbol de las grandes ligas está inmerso en la polémica y el escándalo generado por las sospechas del posible consumo de esteroides dentro del deporte pasatiempo nacional, el pelotero dominicano Julio Franco, a sus 46 años, quiere demostrar el otro lado positivo.
Franco, que podía ahora estar descansando con su familia y disfrutando de la seguridad económica que se forjó durante toda su carrera profesional, no quiso aceptar esa opción y decidió que para ser feliz tenía que seguir en plena acción.
El pelotero dominicano reconoció que a sus 46 años se siente más motivado que nunca para hacer su trabajo en lo que será su temporada número 22 en las grandes ligas.
"Tengo que ser honesto y reconocer que cuando estaba disfrutando de mi vida con mi familia, sentí que me faltaba algo, que necesitaba la acción del juego de pelota y ahí fue cuando comencé a pensar que tenía que volver al diamante", declaró Franco. "Poco a poco comencé a jugar algo de pelota invernal y el resto ya forma parte de la historia".
Franco, convertido en el pelotero de mayor edad que todavía juega en las grandes ligas, volvió por la puerta grande para fichar por los Bravos de Atlanta, donde va a comenzar la quinta temporada consecutiva, sin que su rendimiento haya bajado, sino todo lo contrario, cada vez es un jugador más productivo y válido para el equipo.
Su mayor admirador es el también veterano manejador de los Bravos, Bobby Cox, quien confía plenamente en toda la aportación que puede hacer Franco tanto dentro como fuera del campo.
"Es un profesional excepcional y una persona increíble", declaró Cox. "Su ejemplo debe servir a todos, pero especialmente a las nuevas generaciones de peloteros".
Lo más sorprendente para Cox es la actitud que tiene Franco en cuanto a la preparación y responsabilidad para demostrar con estadísticas que su continuidad no es algo gratuito ni de algún tipo de aspecto sentimental.
"Julio rinde en el campo como el que más y siempre está ahí para hacer su aportación en todo lo que se le pide que haga por el equipo", subrayó Cox. Franco es consciente que por su mente no pasa la palabra retirada y que su objetivo no es otro que estar en activo, al menos hasta cuando cumpla los 50 años.
Las estadísticas, como sugería Cox, le dan toda la razón porque el promedio de .309 de bate, con seis jonrones, 57 carreras remolcadas y cuatro robos de base en los 125 partidos que jugó el año pasado como primera base es más que elocuente.
Pero no sólo hizo una gran aportación propia al equipo sino que además se ha convertido en el mentor ideal para la joven promesa de los Bravos, Adam LaRoche, quien a sus 25 años, ha encontrado en Franco al profesional y al veterano que no sólo los secretos del deporte del beisbol sino también de la vida.
"Lo más importante en esta vida es que nos fijemos metas que podamos conseguir y para mí la próxima es la de llegar a los 50 años como pelotero", destacó Franco. "Lo anterior no significa que luego no pueda proponerme otra".
Franco es consciente que la vida también genera muchas sorpresas y cambios inesperados, pero por lo que respecta a su responsabilidad como profesional, tiene muy asumido que puede seguir siendo productivo para el equipo y el deporte pasatiempo nacional.
El entrenador de bateo de los Bravos, Terry Pendleton, quien es dos años más joven que Franco, pero lleva retirado de la competición activa desde la temporada de 1998, dijo que el éxito del pelotero dominicano es algo muy especial y simple.
"Tiene una gran coordinación entre la vista y el movimiento que pone a sus brazos a la hora de hacer contacto con la pelota que le lanzan desde el montículo", explicó Pendleton. "Lo hace mejor que muchos peloteros de 20 años y si Julio decae será por su vista, no por su fortaleza física".
Pendleton recordó que el único jugador que podía hace lo de Franco era Willie McGee, la ex estrella de los Cardenales de San Luis, incluso al final de su carrera tenía una gran coordinación entre el ojo y los brazos, y pesaba casi lo mismo que cuando comenzó.
La gran diferencia con Franco es que McGee se retiró a los 40 después de 18 años de profesional, mientras que el pelotero dominicano parece incombustible después de haber jugado con los Filis de Filadelfia, Indios de Cleveland, Medias Blancas de Chicago, Vigilantes de Texas, Cerveceros de Milwaukee y Mantarrayas de Tampa Bay.
Franco también vivió la experiencia del beisbol japonés y estuvo en la Liga Mexicana de Beisbol.
Otro éxito en el rendimiento y longevidad de Franco es la formación física que siempre ha tenido y que además lo ha convertido en ser el centro de leyendas de todo tipo, a lo que el pelotero dominicano simplemente responde con una amplia sonrisa y limpieza de mente.
Si hay un pelotero que impresione con su figura física es Franco, que la tiene esbelta y su abdomen sólido para combinarlos con una espalda ancha y unos grandes bíceps, que impresionan.
Algunos críticos y escépticos del trabajo físico de Franco han cuestionado que si era posible a su edad conseguir un físico semejante por medios naturales.
"La mejor respuesta a todas estas interrogantes es decir en voz alta que no necesito drogas para nada, que mi dedicación deportiva y personal es completa al beisbol y ahí están los resultados", destacó Franco. "Nunca he tenido nada que ocultar en mi carrera profesional y menos ahora".
Franco, que tiene como profesional .300 de promedio de bateo, con 161 jonrones, 1,110 carreras remolcadas y 269 bases robadas, dijo que estaba listo para completar otra gran temporada y ser útil a los Bravos, el reto era algo que ni le importaba y mucho menos le quitaba el sueño, que era lo que mejor tenía cada noche.