El próximo 20 de julio se cumplirán 82 años de su cobarde asesinato. Es fecha importante y oportuna para retomar la iniciativa de que el municipio que lo vio nacer lleve el nombre de quien fuera el brazo armado de la Revolución, cuyas históricas victorias fueron decisivas para el triunfo definitivo de la causa popular al propiciar la estrepitosa caída del Gobierno usurpador de Victoriano Huerta.
El General de División, Francisco Villa, tiene los méritos suficientes para que en un acto de elemental aunque tardía justicia, el Gobierno del estado de Durango por medio de la Legislatura local decrete que el municipio de San Juan del Río, de donde era oriundo el aguerrido y victorioso general revolucionario, lleve en lo sucesivo el nombre de Francisco Villa. Sergio Muleiro Arronte, funcionario municipal gomezpalatino, servidor público de larga carrera en los tres niveles de Gobierno, poblano de origen pero lagunero duranguense por convicción y corazón, nos ha hecho llegar un interesante trabajo de investigación sobre el caudillo revolucionario y luchador social, en el que destaca los aspectos más importantes y sobresalientes de su azarosa existencia, los principales hechos de armas en los que participó personificando los anhelos y aspiraciones de un pueblo históricamente sometido y explotado, que fue a la Revolución, buscando el cambio radical de las estructuras sociales y económicas que le permitieran mejorar condiciones de vida. El campesino luchó por ese ideal y por él sucumbió, sin que los postulados del movimiento por los cuales ofrendó su sangre, hayan alcanzado hasta nuestros días plena vigencia y aplicación.
Resalta en el ensayo que comentamos que el año 2003 hubiese sido ideal para llevar a cabo este obligado homenaje al carismático jefe guerrillero, pues en tal año se cumplieron 125 de su nacimiento, el cinco de junio de 1878 en La Coyotada, Hacienda Río Grande de San Juan del Río, Durango; 90 de la famosa División del Norte, de la que fue Comandante en Jefe nuestro personaje y la cual se constituyó formalmente en la Hacienda de La Loma, municipio de Lerdo, Durango el 19 de septiembre de 1913 y 80 de la artera emboscada que terminó con su vida, teniendo como escenario la ciudad de Parral, Chihuahua, el 20 de julio de 1923, cuando Villa contaba apenas con 45 años de edad.
Pero si no fue en 2003, puede ser en este 2005 de existir la necesaria voluntad política de quienes tienen el poder de decisión. Ciertamente y esto hay que decirlo también, el ameritado general revolucionario cuya vida nos parece fascinante y fantástica, ha sido objeto de reconocimientos y homenajes por parte de presidentes de la República, gobernadores de Durango, diversas Legislaturas del estado diferentes organizaciones ciudadanas. El trabajo de investigación a que aludimos, consigna los siguientes datos:
1.- E l 20 de noviembre de 1938, los Veteranos de la Revolución le construyeron en Lerdo, Durango, su primer monumento en el país, ubicándolo en la Plaza de Armas;
2.- El 25 de mayo de 1965, a iniciativa del gobernador Enrique Dupré Ceniceros, la Legislatura local inscribió su nombre en el Salón de Sesiones del Congreso del estado;
3.- En 1966-1967 el Gobierno de la República lo reconoce oficialmente como héroe revolucionario, al inscribir con letras de oro su nombre en el Recinto de la Cámara de Diputados;
4.- El 20 de noviembre de 1969, el presidente Gustavo Díaz Ordaz, inauguró una estatua ecuestre del caudillo en la glorieta del Parque Riviera de la Ciudad de México;
5.- En 1975 la Legislatura del Estado de Durango a iniciativa del gobernador Héctor Mayagoitia Domínguez, decreta que la Hacienda de Canutillo, se llame en lo sucesivo ?Canutillo de Francisco Villa?;
6.- El 22 de septiembre de 1976, Luis Echeverría Álvarez, inaugura en la ciudad de Durango, una estatua ecuestre en su memoria;
7.- En 1976, sus restos fueron trasladados del cementerio de Parral, Chihuahua, a la Ciudad de México y depositados en el Monumento a la Revolución;
8.- El cinco de junio de 1978, primer centenario de su natalicio, el presidente José López Portillo y el gobernador Héctor Mayagoitia Domínguez, rinden un homenaje a este singular personaje histórico, prototipo de la épica, en La Coyotada, municipio de San Juan del Río, Durango.
9.- El mismo 1978 fue declarado ?Año de Francisco Villa por la Legislatura del estado, a iniciativa del gobernador Héctor Mayagoitia Domínguez.
10.- En agosto de 1980, bajo la administración de Régulo Esquivel Gámez, el municipio de Gómez Palacio, Durango, rinde homenaje al Centauro del Norte, levantando un imponente monumento ecuestre en el histórico Cerro de la Pila, colocándose la estatua en ese sitial en septiembre de ese año siendo gobernador Salvador Gámiz Fernández.
Naturalmente que todos estos actos de reconocimiento son justos y merecidos. Pero consideramos que falta el toque final, el que verdaderamente ubique en el sitial histórico que le corresponde por su grandeza y trascendencia al genial guerrillero y revolucionario, cuyas hazañas de su aguerrida División del Norte, trascendieron las fronteras de nuestro país logrando bien ganada fama mundial de auténtico genio por el cocimiento que tenía de la táctica y estrategia militar.
De las muchas acciones de guerra en que participó bastaría con mencionar sólo la Toma de Torreón, la Batalla de Gómez Palacio, la Toma de Ciudad Juárez y la Toma de Zacatecas, de incuestionable valor para el triunfo revolucionario, para considerar que el célebre y legendario Pancho Villa, conocido así universalmente, reúne los atributos necesarios para que el municipio nativo lleve orgullosamente su nombre.
Ojalá que el joven gobernador de Durango, que la actual Legislatura del Congreso del estado, el ayuntamiento de San Juan del Río y los representantes populares ante el Congreso de la Unión y el Congreso local por aquel distrito, tomen la decisión de recoger oportunamente la propuesta y tener coincidencia con el sentir de muchos duranguenses para que San Juan del Río sostente el nuevo nombre del Municipio General Francisco Villa, con su cabecera municipal San Juan del Río del Centauro del Norte. El General lo merece. ¿No cree usted?
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