Presentan la obra gráfica de Kati Horna, quien retrata la vida durante el conflicto civil
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- La guerra civil española fue, quizás, el primer conflicto del siglo XX en concentrar tanta atención de la prensa y ser tan ricamente documentado.
Los avances tecnológicos de aquellos años en el ámbito de la fotografía, por un lado, y los movimientos artísticos de la época, por el otro, hicieron que los fotógrafos volcaran su lente hacia España.
El surrealismo y los movimientos emanados del grupo Bahaus, que se habían posicionado claramente en contra del Fascismo sumergieron a fotógrafas y fotógrafos en el conflicto español y usaron la fotografía no sólo como arte, sino como trasmisora de un mensaje informativo.
Uno de estos profesionales fue Kati Horna, quien llegó a México como refugiada y como española, como esposa de José Horna, ocultando su nacionalidad húngara.
Fue ella quien retrató la vida cotidiana en la guerra, imágenes que se concentran en Una Experiencia de Vida, la muestra fotográfica que será presentada el próximo siete de abril en punto de las 8:30 de la noche en la galería del Instituto Coahuilense de Cultura (Icocult) Laguna, ubicado en Juárez y Colón.
Desde muy joven, Kati conjugaba sus estudios de fotografía con las protestas estudiantiles en contra de la dictadura.
La referencia gráfica de esa guerra está inmortalizada por nombres como Gerda Taro, David Seymur, Hans Namuth, Agustín Centelles, Serrano, Alfonso, los hermanos Mayo, todos ellos mundialmente conocidos. Sin embargo lo que propone esta muestra, es el rescate de una figura que ha quedado no sólo casi desdibujada para el mundo de las imágenes, sino para la memoria de los libertarios: Kati Horna, la fotógrafa.
Tenía sólo 16 años cuando se marchó a Berlín, en donde junto con otros artistas como su compatriota Robert Capa -para ese entonces André Friedman-, profundizó su formación vanguardista del arte.
En la Bauhaus experimentó con el arte del montaje fotográfico, que años después sería fundamental para la propaganda anarquista. Pero en 1933 la Bauhaus fue clausurada por el Gobierno nazi y, como tantos otros, huyó a Francia, allí se enrola en el movimiento surrealista y cimienta sus ideales libertarios.
En el 36, cuando estalla el conflicto en España, Kati sólo tenía 24 años, sin embargo no dudó ni un instante en saber que estaba frente a la razón de su arte. La fotógrafa encaró su quehacer artístico desde un posicionamiento de clase; Kati siempre se definió a sí misma como una obrera del arte.
Ésa fue la razón por la cual jamás vendió ninguna de sus fotos del conflicto. Es, precisamente por eso, que su nombre ha quedado relegado de los famosos fotógrafos de la guerra española.
Las fotos de Horna no son una crónica bélica, ella captó la vida cotidiana durante ese momento histórico. Su lente rescató a madres fuertes amamantando, a niñas que juegan, iglesias transformadas en hospitales, e incluso la fotos que hizo en el frente no son escenas guerreras, sino la de los milicianos leyendo o cocinando.
Las armas y todo lo explícitamente bélico quedan en un segundo plano, en la obra de Horna lo que habla de la guerra son miradas, sonrisas y gestos de sus protagonistas y por eso la fotógrafa no se limitó a captar lo bélico, sino también a quienes estaban en la retaguardia sosteniendo heroicamente todo aquello. La mirada de Horna es totalmente femenina y apasionadamente libertaria.
En el 39 la fotógrafa huyó primero a Francia, llevándose consigo una latita (y no precisamente la de Piero Manzoni) que contenía los negativos que había generado durante la guerra.
Más tarde ella y su esposo, el escultor José Horna, viajaron a México donde vivió desde entonces. Siempre fiel a su concepto de trabajadora del arte, se dedicó a la tarea docente en las principales escuelas de arte de la capital mexicana.
Fue maestra de grandes artistas mexicanos, pero también supo trabajar en colectivo con otros artistas exiliados con quienes revolucionaron la imagen gráfica en México.
El acervo
En el 39 Kati Horna huyó a Francia, llevándose consigo los negativos que había generado durante la guerra en una cajita de hojalata, misma que la acompañó durante 40 años, pero no como algo nostálgico, sino como un tesoro que esperaba su momento para ser descubierto.
En 1979, una vez que Kati consideró que habían vuelto las garantías democráticas a España, donó los 272 negativos de seis por seis al Gobierno español.
Es importante resaltar la coherencia ideológica que custodió ese material gráfico, pues Kati hubiera podido venderlo, sin embargo esas valiosas fotos no fueron concebidas para comercializarlas. Horna supo esperar para revelarse no sólo ante los ojos del pueblo español, sino a los de todo el mundo.
La colección
Éstos son algunos títulos de los momentos que Kati captó con su cámara:
-Escenas tomadas desde la plaza del Torico, en Teruel hacia 1937.
-Grupo en las cercanías del bosque Carrascal, 1937.
-Niño de Vicién, 1937.
-Mujeres esperando en la sacristía su ración de comida, 1937.
-El rancho. División Ascaso.
-Refugio en Valencia y salida del mismo después.
-Centro infantil en los alrededores de Barcelona.
-Camino de El Pardo, 1937.
-Niñas de Madrid, 1937.
-Emma Goldmann, 1937.
-La mujer española antes de la Revolución, 1938.
-Comité de refugiados en Alcázar de Cervantes.
-Escena de mercado.
FUENTE: Icocult Laguna