Nicole protagoniza un extraño cuento de hadas con la reencarnación como telón de fondo
El País
Madrid, España.- A Jonathan Glazer hay que reconocerle el mérito de afrontar con convicción una historia que en otros ojos provocaría cierta sensación de sonrojo: una mujer cree reconocer en un niño de diez años a la reencarnación de su marido muerto.
Glazer, que ya había dirigido Sexy Beast con la fuerza de un veterano, creyó desde el principio que era posible construir esta historia de amor de una forma realista, sin caer en los tópicos ni forzar al espectador. Suavemente, como en un cuento de hadas.
Lo cierto es que Reencarnación (Birth) combina el talento de tres factores humanos: Nicole Kidman (exhibiendo un corte de pelo que rivaliza con el que Vidal Sassoon realizó para Mia Farrow en La semilla del diablo), el operador Harris Savides (Elephant) y el propio Glazer.
Savides se acerca a los territorios de Darius Khondji (director de fotografía de Seven) con la elegancia de Conrad Hall (Camino a la perdición) y su trabajo con la luz aumenta sobremanera la atmósfera opresiva de una mujer atrapada en un universo de emociones extremas.
Al mismo tiempo, Kidman le da al personaje el plus de credibilidad que otorga verosimilitud a la historia, y Glazer se encarga de demostrar por qué habrá que seguir su carrera esperando grandes cosas de su dirección pausada y llena de recursos, muy alejada de las enseñanzas del videoclip (Radiohead o Jamiroquai han disfrutado de sus servicios).
La gestación del proyecto empezó en el director y siguió con la contratación de Nicole Kidman. La estrella de la australiana parece hacerse cada día más grande y mucho de ello se debe a su capacidad para combinar los proyectos arriesgados con la cara más comercial de Hollywood. ?No tuve que pensarlo demasiado para aceptar el papel. Me encantó el guión, en seguida conecté con Jonathan y encima estaba rodeada de un reparto estupendo?.
Como siempre en estos casos, la extraña moral estadounidense se escandalizó por dos castas escenas donde Kidman y Sean (el niño interpretado por Cameron Bright) comparten un beso y una bañera.
Kidman afirmaba en Venecia (donde la película volvió a dividir a la crítica en dos bandos) que ?no podía entender dónde estaba el escándalo, ya que las escenas están realizadas con el máximo cuidado y porque no debemos olvidar que estamos hablando de dos personas enamoradas. Ésa es la base de la película?.
Reencarnación arranca con la muerte de Sean, el marido de Anna (Kidman). Diez años después, ésta parece haber rehecho su vida y se dispone a casarse con Joseph (Danny Huston). Después de la fiesta para celebrar el compromiso, otro Sean (Bright), un niño de diez años vecino de Anna, le confiesa que no es otra cosa que la reencarnación de su marido muerto. Lo que parece una broma de mal gusto no tarda en convertirse para ella en una luz al final de un largo túnel: el desconocido lo sabe todo de su vida en común y conoce incluso sus más íntimos secretos.
Así que ella empieza a creer que eso es posible, ante la estupefacción de todos, especialmente la de su madre (espléndida Lauren Bacall) que no puede asumir que su hija se plantee la posibilidad de que un mocoso sea la reencarnación del marido fallecido. Precisamente a Bacall le toca aportar el toque de cinismo racional. ?El guión era magnífico y Jonathan sabía muy bien lo que quería. Me gusta cuando el director sabe lo que quiere porque es así cuando se trabaja bien?.
Puede parecer lo contrario, pero Reencarnación trata del poder de las emociones, de la fuerza de nuestras creencias. ?No tienes por qué creer en la reencarnación. Si te has enamorado, aunque sólo sea una vez, podrás entender a Anna?, dice Glazer sobre el tema central de su película.
Nicole Kidman aporta otro punto de vista: ?Yo no creo en la reencarnación o en los platillos volantes, pero creo que las emociones a veces nos arrastran. Sé que si te atrapan en el momento menos adecuado pueden llevarte a hacer auténticas locuras. Si pierdes a tu padre y alguien viene y te dice que puedes comunicarte con él, aun sabiendo que es mentira, quieres creer que es real porque necesitas que lo sea. Y nadie puede negar que eso nos puede suceder a todos?.
