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¿La 10 o la 12?/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“El tamaño no importa”.

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El tamaño no lo es todo. No importa si la economía mexicana es la décima o la duodécima del mundo en dimensión total. De poco o de nada sirve sumar toda la producción de un país para compararla con las de otros. La adición no nos dice cuál es el nivel de desarrollo real de la población El Producto Interno Bruto de Luxemburgo, por ejemplo, es significativamente más pequeño que el mexicano, pero el nivel de vida de los luxemburgueses es cinco veces superior al nuestro.

A pesar de eso el presidente Fox tomó, desde hace años, como punto de orgullo nacional el señalar que la economía mexicana se había convertido en la novena del mundo. Esto ocurrió, efectivamente, en 2002 cuando el Producto Interno Bruto de nuestro país superó al de Brasil.

Pero esta situación no fue producto de un crecimiento sólido de nuestra producción, la cual se encontraba ya estancada. El peso mexicano estaba sólido en un momento en que el real brasileño se desplomaba por los temores de que el candidato de la izquierda, Luiz Inácio Lula da Silva, alcanzara la Presidencia de Brasil. Y como los cálculos de la dimensión total de la economía se hacen usualmente convirtiendo el Producto Interno Bruto de moneda local a dólares nominales, el resultado fue empujar el PIB mexicano por encima del brasileño.

Tan fantasioso resultaba enorgullecernos de ser la novena economía del mundo, sin embargo, como lo sería festejar cada mes las listas de la FIFA que colocan a la selección nacional entre las diez primeras del mundo, por arriba de las de Inglaterra o Italia. La verdad es que todos sabemos que nuestra capacidad futbolística se encuentra por debajo de la de esos equipos.

En este sentido resulta absurda la controversia sobre qué tanto ha caído México entre las economías del mundo. Queda claro que ya no estamos en el noveno lugar. Pero una información del Banco Mundial sugiere que hemos caído al duodécimo puesto, mientras que ayer Eduardo Sojo, coordinador de Políticas Públicas de la Presidencia de la República, señalaba que aún nos encontramos en el décimo lugar.

La diferencia, según Sojo, es que la información que nos coloca en el duodécimos lugar del mundial se basa en proyecciones del crecimiento que la economía mexicana y las de otros países tendrán este año mientras que la que nos pone en el décimo puesto se basa en cifras definitivas del tamaño del PIB.

Demos por hecho que la posición de Sojo es la correcta. A final de cuentas, poco importa que nuestra economía sea, en tamaño total, la décima o la duodécima del mundo. Lo realmente relevante es que otras economías del mundo están creciendo más que la nuestra.

Según las tablas del Banco Mundial que se basan en proyecciones del crecimiento económico, tanto Corea del Sur como la India nos han superado ya en el tamaño de la economía, en la suma de producción de bienes y servicios. Pero supongamos que eso aún no ha ocurrido: no pasará mucho tiempo para que ambos países nos superen. La India tuvo en el primer trimestre de este año una expansión económica de siete por ciento sobre el mismo periodo del año anterior. México registró un crecimiento de sólo 2.4 por ciento.

Corea del Sur creció apenas un poco más, el 2.7 por ciento; pero no hay duda que en los años anteriores la economía sudcoreana, con tasas de expansión de entre cinco y seis por ciento al año, ha dejado muy atrás los ritmos de crecimiento de México.

No vamos a inventar el hilo negro. Si nuestro país quiere realmente conservar el décimo lugar entre las economías del mundo, es indispensable que crezca más. Y esto no es imposible. Para ello se requiere una mayor apertura a la inversión privada, especialmente en el sector energético; una reforma fiscal que baje el Impuesto Sobre la Renta, amplíe la base tributaria y aumente la recaudación; una reforma laboral que flexibilice el despido para fortalecer la creación de nuevos empleos y una reforma educativa que busque una mejoría en la calidad y no simplemente en la cobertura.

De nada sirve argumentar si entre las economías del mundo somos la décima o la duodécima en tamaño cuando tenemos la 55 en términos de desarrollo social. De nada nos sirve tener una economía más grande que las demás cuando lo que realmente necesitamos los mexicanos es tener un mayor ingreso familiar y sobre todo, una mejor calidad de vida.

REVOLUCIÓN FRANCESA

Por costumbre y tradición, Francia sigue celebrando su revolución de 1789 todos los 14 de julio. Pero los resultados de esa rebelión, como los de tantos otros levantamientos armados, simplemente nos demuestran que la violencia no es la forma de mejorar la vida de la gente. Fueron necesarias varias décadas de esfuerzos para devolver a los franceses el nivel de vida que tenían antes de la toma de la Bastilla. Y ésta es la lección de todas las revoluciones violentas.

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