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La antropofagia política/El canibalismo político

Gilberto Serna

El senador Enrique Jackson, apuntábamos en colaboración anterior, que titulé El Berrinchudo, calificó de pataleta la decisión que tomó Roberto Madrazo, líder del PRI, de no asistir a la ceremonia de toma de protesta del candidato a gobernador en el Estado de México. Señalamos entonces que le dijo inmaduro, poco serio, irresponsable, caprichoso, egocéntrico y berrinchudo. Al hacer el análisis de esas palabras, encontré que detrás de esas adjetivaciones había el interés político de golpear a una persona que a las leguas se veía les había sacado ventaja a grupúsculos dentro del PRI que buscan llegar a la contienda en que se disputará quién será su abanderado para llegar a Los Pinos en el año 2006, que está a la vuelta de esquina. La codicia surgió a raíz de que ante una deplorable actuación del PAN en el poder, se abrieron las puertas a un posible triunfo de otros participantes. La democracia, entendida como la oportunidad del pueblo para elegir libremente a sus gobernantes, se hizo presente dando paso a que se desataran las ambiciones.

En aquella ocasión el legislador lo declaró a la prensa sin el menor empacho. Es decir, lo hizo público, no obstante que estaba denostando al líder de su partido. En días posteriores, habiendo sido derrotado, a la mala o a la buena, el senador Miguel Ángel Navarro Quintero en la elección interna para escoger candidato al Gobierno de Nayarit, el coordinador priista en el Senado, Enrique Jackson, en apariencia encolerizado por que perdió su compañero de escaño –lo que en realidad lo tiene sin cuidado, siendo una excusa para tratar de poner de rodillas a Madrazo- le espeta a Roberto, por carta que envía en nombre de los senadores priistas, una velada amenaza luego de censurarlo por supuestas irregularidades en aquel proceso, exponiendo “si continuamos por ese camino vamos a un escenario que puede derivar en ruptura” Para añadir, que hubo violaciones, atropellos a las normas y graves hechos de parte de quienes debían ser garantes de la legalidad interna. Agregando, una lóbrega advertencia, “Estamos aún en la perspectiva de evitar la división”. Aquí, sin ambages, habla de una escisión partidista. Y le imputa a Madrazo haberse coludido con uno de los aspirantes en Nayarit para que éste figurara como candidato del PRI.

Luego, un grupo de senadores priistas se dijeron agraviados por la decisión de Madrazo de filtrar “a un noticiero de televisión la respuesta a la carta que en nombre de los senadores le hizo llegar Jackson” concluyendo que “no es decente ni ético actuar así”. Lo acusan de estar actuando como candidato lodero. Bien, aquí se da aquello de la paja en el ojo ajeno. En efecto, si la crítica la hace a los cuatro vientos el senador Jackson, en que con descaro escarnece la figura del presidente del CEN del PRI, los senadores y ex presidentes del tricolor –Dulce María Sauri, Humberto Roque Villanueva y Genaro Borrego- se quedan callados, en vez de ponderar que no es correcto deturpar la consideración que merece su líder, quienquiera que este sea. Lo que deja muy claro que, al grito de fuera máscaras, los senadores ya tomaron la decisión de apoyar a Enrique Jackson como su candidato a la Presidencia de la República, en tanto los ex presidentes del PRI y el propio Jackson, actúan como marionetas del labastidismo y del zedillismo, enemigos desde hace rato de Madrazo. Véase que con cualquier pretexto, lanzan diatribas e invectivas, indicando que debe irse del PRI. Lo que trasmina por sus poros es miedo, pavor y pánico, el pensar que se les va de las manos la única razón de sus desvelos: la nómina.

Esto, es obvio, seguirá durante los meses que restan hasta que se elija al que será candidato del PRI en la justa. Si es que todavía existe cohesión en el PRI. Que el partido sufra las consecuencias es lo que menos les importa. Las ambiciones están desbordadas. En lo que no hay que estar de acuerdo es en que escondan sus fobias detrás de una falsa preocupación por lo que va a suceder en la ya inminente campaña de los diferentes partidos políticos por ocupar la Presidencia de la República. Es una actitud evidentemente facciosa. Total, ni siquiera se toman la molestia de ocultarlo por lo que se puede concluir que están acostumbrados a comportarse como caníbales. He de decir que los integrantes de los demás partidos, PAN y PRD, no se excluyen de esta moda de practicar la antropofagia política. En sentido lato se dice que, caníbal es el animal que come carne de otros de su misma especie.

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