RIO DE JANEIRO (AP).-Una bala perdida alcanzó a Clenilda da Silva durante un tiroteo en una barriada cercana al cementerio de Francisca de Paula. Da Silva ya estaba muerta y dentro de un ataúd.
La bala penetró la urna mortuoria e impactó al cadáver de Da Silva cuando se realizaban sus funerales en la capilla del cementerio.
El tiro provino de una balacera entre policías y narcotraficantes que se enfrentaban en la barriada de Sao Carlos, cercana al cementerio.
Los dolientes de la mujer se lanzaron al piso cuando la bala rompió la ventana de la capilla y se alojó en el ataúd.
"Hubo tantos tiros y eran tan ruidoso que la gente corrió al salón y se lanzaron al piso aterrorizados", dijo Augusto Salgado da Silva Filho al diario O Globo.
"Cuando fui la capilla, vi la ventana rota y el cuerpo perforado", agregó.
Da Silva, una enfermera de 49 años que murió de una falla cardíaca, fue sepultada tras el tiroteo.
Río de Janeiro es una de las ciudades más violentas del mundo, con una tasa anual de homicidios de 50 por cada 100.000 habitantes.
De acuerdo con la Secretaría de Seguridad del estado de Río de Janeiro, cada seis días una persona muere en el estado por una bala perdida.
Más de 38 mil personas murieron a causa de un arma de fuego en el país en el año 2002, el último año del que se dispongan datos, según la Red Internacional de Acción de Pequeñas Armas, un grupo antiarmas. En octubre próximo, los brasileños deberán concurrir a un referéndum para decidir si se prohibe la venta total de armas y municiones.