“¡La sana incertidumbre nos abraza... Ojalá y, por lo menos, aprendamos a no despreciar para entender mejor!”.
Federico Reyes Heroles
Dos miembros importantes del PRD me han expresado la misma idea que la competencia por la Presidencia de la República en 2006 se definirá entre Andrés Manuel López Obrador y Roberto Madrazo. El PAN, dicen, está decidido ya por Santiago Creel, porque hay línea del presidente Vicente Fox. Pero debido al desprestigio del mandatario y del propio Creel, por el asunto de los permisos de las casas de apuesta, su campaña simplemente no prenderá.
La contienda interna del PRI, afirman, también es una farsa, puesto que ya se ha decidido que el candidato sea Roberto Madrazo. Arturo Montiel es un simple sparring a quien más tarde se le dará algún premio por haberse prestado a generar la idea de que ha habido una contienda interna en el PRI.
Quienquiera que esté consciente de las reglas y de los procesos del PAN y del PRI, sin embargo, sabe que las cosas no son tan fáciles. Yo no sé si Creel es realmente el panista que prefiere el presidente Fox, pero en la votación interna del partido esto o tiene poco peso o quizá incluso resulte contraproducente. El hecho es que Felipe Calderón y en menor medida Alberto Cárdenas han venido subiendo en las encuestas.
El primero, sobre todo, es una amenaza real para la postulación de Creel que antes se daba por segura. Tengo también conmigo una encuesta telefónica llevada a cabo en 32 ciudades del país por una empresa privada que me pide no revelar su nombre,
Ésta sugiere que Roberto Madrazo dista de tener ganada la elección interna del PRI. Entre la población en general, de hecho, el 28 por ciento de los participantes dice que votaría por Arturo Montiel. Sólo el 23 por ciento expresa su preferencia por Madrazo.
Un muy alto 49 por ciento dice que no votaría por ninguno. La ventaja que tiene Montiel en esta encuesta entre la población general es pequeña y se registra después que el gobernador del Estado de México pagó una importante campaña de publicidad con motivo de la contienda del grupo Unidad Democrática o Tucom.
Madrazo, en cambio, ha mantenido un perfil bastante bajo en los medios informativos. Lo significativo, sin embargo, es que la idea que Madrazo tiene ganada la contienda interna del PRI es falsa. No se han definido todavía las reglas del proceso priista, pero sabemos ya que habrá una elección interna abierta a todos los electores con credencial, sean o no priistas.
Es de suponer, sin embargo, que en general participen sólo los simpatizantes del PRI. Si es así, la posición de Madrazo se fortalece de manera significativa. En las intenciones de voto de los simpatizantes del PRI el tabasqueño tiene una ventaja de 44 por ciento contra 40 por ciento del mexiquense. En una elección tan cerrada como ésta dos factores serán cruciales en el resultado final. Uno es si los resultados se contabilizarán por distrito o en una sola suma nacional. Esto, que parecería un simple tecnicismo, es la clave del proceso.
Madrazo le ganó a Beatriz Paredes en la elección por la presidencia nacional del PRI en buena medida por el voto de Oaxaca, el cual fue operado por el entonces gobernador José Murat. Paredes obtuvo en cambio buena parte de su voto en el Estado de México, donde el operador fue -quién otro- el gobernador Arturo Montiel. Los operativos de movilización del voto en un estado pueden definir una elección nacional cuando los resultados simplemente se suman. Pero si el resultado se acota por distrito o por estado, el resultado de una movilización local se reduce de manera radical.
El otro factor a considerar es la participación. Si acuden a votar los ciudadanos comunes y corrientes, aquellos que no están involucrados directamente con la política, las posibilidades de triunfo de Montiel serán mayores. En la medida que el proceso se limite estrictamente a los priistas, Madrazo tendrá mayores posibilidades de vencer. Lo que nadie puede suponer es que el proceso interno del PRI o el del PAN están previamente definidos.
A los perredistas, que tienen un proceso con un solo candidato, le conviene inventar complós y hacer acusaciones vagas sobre la base de la desconfianza que los procesos electorales siempre han generado entre los mexicanos. Pero ni el proceso del PAN ni el del PRI se decidirán simplemente porque llegue una orden de arriba.
Y EN EL D.F.
Marcelo Ebrard es el puntero en la carrera por el Gobierno del Distrito Federal. La última encuesta del Reforma le da un 42 por ciento de las preferencias. Pero eso no le permite confiarse. Beatriz Paredes del PRI tiene ya una presencia muy fuerte, con el 28 por ciento de las intenciones del voto. Demetrio Sodi, en caso de ser el candidato del PAN, contaría con el 21 por ciento. Al parecer el PRD no repetiría en el D.F. el carro completo de 2003.
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