El tiempo de escasez siempre preocupa y en el futbol mexicano debe ocupar la falta de trabajo dentro de la H. Comisión de Árbitros.
Independientemente de que los equipos, sus propietarios, entrenadores, jugadores, público y prensa afín han encontrado en el arbitraje la justificación a todos sus errores. También es un hecho que los jueces en México han caído en un bache, una crisis de talento y credibilidad.
Lo malo es que con un par de actuaciones convincentes de los mejores silbantes en la gran final de Primera División, todos los involucrados en el tema se olvidan de una temporada donde el yerro arbitral se volvió fundamental en la mayoría de los encuentros. Si eso pasa en el máximo circuito, imagine usted, amable lector, cómo estará la pesca en Primera A, Segunda y Tercera División y en el sector amateur.
Ahora resulta que de cara al Torneo Apertura 2005 la H. Comisión de Árbitros presidida, bueno, es un decir, por Arturo Yamazaki, anuncia que debutará a varios jóvenes buscando renovar la baraja arbitral y encontrar a los estrellas que devuelvan el brillo al gremio de silbantes.
Quiero compartir con ustedes algunas reflexiones para concluir que o yo soy un paranoico y todo está color de rosa para los hombres de negro o sus dirigentes son tan limitados que no saben ni contar.
La Liga en México cuenta con 18 equipos, es decir, hay nueve juegos por jornada. Ciento cincuenta y tres partidos es la cifra inamovible de encuentros para los que hay que designar a un árbitro. Entonces, cómo puedes pensar en ampliar la baraja de silbantes si no quitas a ninguno.
Porque en este momento los jueces contemplados que ya dirigieron Primera División son alrededor de 20; si hipotéticamente se dividieran las designaciones al parejo, le tocaría a un poquito más de siete juegos por silbante, pero eso, lo sabemos, es imposible.
La realidad es que los árbitros internacionales llevarán el peso del torneo. Esto implica 15 designaciones por ocho silbantes nos arroja 120 partidos. Si Pitágoras no era miembro de la Comisión de Marras, quedan sólo 33 partidos para 12 jueces, sin contar los posibles debutantes.
Esto indica que si fueran tres las nuevas apariciones les tocaría de a dos juegos per cápita, lo que es, simplemente, absurdo.
Se tiene que dar prioridad a aquellos árbitros con edad y futuro que ya exhibieron tamaños en Primera División. Prescindir de los Gasso, Arredondo, Delgadillo y demás silbantes que han mostrado hasta la saciedad su ineficiencia, y luego, pensar en debutar jóvenes. El pastel es pequeño y los invitados muchos.
Ahora que, siendo absolutamente realista, esta aritmética que quizá le aburrió no es exacta, sin embargo, bien refleja el nulo plan de trabajo de una Comisión que no tiene pies ni cabeza. En mi opinión fuera de los tres árbitros que ya mencioné hay otro grupo al que se le debe dar un ultimátum: José Abramo, Sergio Silva y Marco Cueva; estos la beben o la derraman, pues son demasiadas oportunidades desperdiciadas.
Viene el grupo de Chacón, García, Caspeta, Delgado y Gómez a quienes se les debe dar seguimiento con varias designaciones si no seguidas por lo menos continuas y entonces ver si dan el ancho. Si no lo hacen, que Dios nos agarre confesados.