Usted desea bajar sus niveles de grasa corporal y, por supuesto, entrena bien con pesas y corre, o practica cualquier ejercicio aeróbico como complemento, es excelente, escogió un buen camino, una sesión aeróbica de no más de 45 minutos diarios, un entrenamiento con pesas de una hora diaria, en fin, buen ejercicio y buena técnica, seguramente sus niveles de grasa bajarán enormemente, pero llegará a un punto en el cual la grasa se mantenga y no baja de ahí; lo que sucede es que el metabolismo se niega a eliminar los almacenes adiposos adecuados para soportar una enfermedad o una lesión o una hambruna, que aun cuando en este tiempo parezca difícil, durante miles de años existió y el cuerpo se prepara genéticamente a combatirla.
Cuando el estancamiento llega y la grasa permanece inmóvil, es el tiempo de convencerse que la dieta lo(a) sacará adelante, basta de grasa animal, de harina, azúcares refinadas, gaseosas, carne roja en exceso, y, lógicamente, cigarro y alcohol.
Una disciplina alimentaria acaba totalmente con la grasa y no sólo eso, sino que aumenta la masa muscular a buen nivel genético y brinda una salud inmejorable, nadie lo hace, todo mundo enfermo y parece normal, pero no lo es, un régimen alimentario es normal. Las dietas sin razón hipercalóricas y desmedidas llevan a la destrucción y frenan hasta al más dedicado de los atletas, así se estancan horas y horas de trabajo en el gimnasio y, desde luego, la salud queda por los suelos.
Cultivar una disciplina para la vida diaria sería lo mejor, esto fortalece la voluntad de pasada, fomentando disciplina en muchas otras áreas de la vida diaria que usted ni se imagina.
Dentro del mundo del fisicoconstructor se dice que el avance muscular se debe en 50 por ciento a la comida y el resto al entrenamiento, y créame, sin disciplina alimentaria el deporte no la sacará de apuros.
Hasta la próxima...
