EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

La defensa de Gordillo

Miguel Ángel Granados Chapa

Elba Ester Gordillo se declaró “inocente de las acusaciones que me han hecho los corruptores del partido” y en canje de incriminaciones dijo que ellos son “quienes atentan contra la militancia y quienes deben someterse a su juicio”. En su contraataque, demandó que el presidente del comité nacional priista y su secretario de acción electoral, Mariano Palacios Alcocer y Carlos Armando Biebrich sean expulsados del partido.

El jueves pasado la ex secretaria general del PRI pidió a la senadora Arely Madrid, que preside la Defensoría nacional de los derechos de los militantes, asumir su defensa en el procedimiento que, como todo lo indica, finalizará con su expulsión. Una copia del documento correspondiente fue remitida a la senadora Marta Sofía Tamayo, que encabeza la Comisión nacional de justicia partidaria, “para que surta sus efectos como respuesta a su emplazamiento” fechado el 15 de noviembre, el día en que fueron suspendidos sus derechos.

Producida la contestación, deben admitirse o rechazarse las pruebas, desahogarse las mismas y emitirse el veredicto. Aunque el tribunal interior ha recibido llamados a apresurar su procedimiento, es de suponerse que al menos no lo emitirá antes del 15 de enero, cuando concluye el plazo para el registro de candidaturas presidenciales. Si Gordillo se propusiera ser inscrita en esa calidad tendría que renunciar y por lo tanto no podría acudir a la justicia electoral, que es un paso que acaso pretenda aprovechar al máximo para sus fines en el combate contra Roberto Madrazo.

Una de las pruebas ofrecidas por la dirigente magisterial es el testimonio del ex presidente Carlos Salinas, al que llama “líder real del PRI” y yo he propuesto considerar como jefe mínimo, en comparación y contraposición con Plutarco Elías Calles, que fundó el partido de Estado y que por ejercer el verdadero poder en ese partido y en ese Estado, después de ser presidente de la República, fue tenido como jefe máximo de la revolución.

Según Madrazo -y eso es lo que Gordillo quiere que Salinas admita o rectifique- el rompimiento entre su adversaria y el ex presidente surgió en el momento en que “Carlos Salinas pensó que no era conveniente que ella dirigiera el partido”. Esa frase del candidato presidencial al que no apoyará, es considerada por Gordillo “instrucción y mandato que (Madrazo) recibió del señor Carlos Salinas de Gortari, quien ha demostrado ser el verdadero dirigente actual de nuestro partido”.

Como no puede esperarse un procedimiento estrictamente formal (Gordillo asegura que “el expediente y el acuerdo a través del cual se me suspendió de mis derechos se preconstituyeron de un día para otro al vapor”), de seguro no testificará Salinas. En caso contrario, ¡sería de ver el encaramiento entre Gordillo y el presidente que la aupó al liderazgo magisterial para desembarazarse de Carlos Jongitud!

Tampoco tendrá curso la exigencia de Gordillo de expulsar inmediatamente a Biebrich y Palacios Alcocer si es cierto que “lo que realmente se pretende sancionar o establecer es la prohibición a que un militante priista brinde apoyo o forme parte de una agrupación política”, pues “ambos fundaron y forman parte de la agrupación política nacional conocida con el nombre de Participa”.

Gordillo imputa a los dos dirigentes priistas hacer crítica al PRI en sus estatutos aunque en la cita que aporta queda abierta la excusa que pudieran presentar los acusados, ya que si bien califican a los partidos políticos como mediadores entre sociedad y Gobierno, admiten que “muchas veces su desgaste institucional y anquilosamiento ideológico, en sus propuestas fundamentales, han pervertido y debilitado su función”.

A diferencia del texto firmado por Gordillo, que subraya el resto, aquí pongo en cursivas las dos primeras palabras de esa frase, con las que se relativiza la expresión pues implica que algunas veces partidos como el PRI no caerían en la condición descrita.

Asiste la razón, en cambio, a la contraacusadora en cuanto asegura que las agrupaciones políticas nacionales “son el paso previo a formar un nuevo partido”. Por lo menos la Ley electoral les confiere la prerrogativa de ser la única fuente de donde pueden brotar partidos.

Y por ese motivo, tras la derrota presidencial del PRI, menudearon las solicitudes para formar ese género privilegiado de organización, presentadas por priistas eminentes. Hay actualmente una treintena de agrupaciones en las condiciones de Participa, que por lo pronto significan recursos públicos adicionales y eventualmente servirían a sus creadores para tener puerto seguro en caso de desastre de su partido. A fin de evitar la deformación de esa figura política, el IFE podría activar su nueva capacidad de generación reglamentaria para impedir la doble militancia entre partidos y agrupaciones.

Gordillo se defiende también de la acusación de haber apoyado a candidatos de otros partidos y pide llamar como testigos de lo contrario a los gobernadores elegidos en los años recientes que en sus campañas contaron con el apoyo magisterial. No incluye entre los beneficiarios de esa asistencia al gobernador de Oaxaca, que ha denunciado el apoyo de Gordillo a Gabino Cué, antagonista de Ulises Ruiz en la contienda del año pasado.

Y ante la acusación de faltista, que también se le imputa, Gordillo dice que “sólo desde la bajeza moral de Roberto Madrazo Pintado” se le puede reprochar sus ausencias “cuando le consta, porque estuvo conmigo, que me encontraba gravemente enferma”.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 184800

elsiglo.mx