“La quimera ha ocupado el lugar de mi persona. Tiendo a ser lo quimérico”. Es EL SUPREMO el que habla y de inmediato da instrucciones a su secretario, Patiño, el del gran poder, pues es el que toma nota de todo y sólo él conoce la jerarquías de los papeles, de lo que es totalmente público, parcialmente público, público pero para saberse como si fuera un secreto develado contra de la voluntad del SUPREMO. Augusto Roa Bastos (1917-abril 2005) se regocija en la recreación Rodríguez de Francia, el gran dictador paraguayo, el gran engañador. El juego de las palabras al servicio de la conservación del poder por el poder. Todo se vale “las formas desaparecen, las palabras quedan para significar lo imposible”. Las quimeras pueden gobernar pero hay una condición insalvable: para engañar sistemáticamente se requiere de una gran inteligencia.
Con el retrato de Francisco Madero detrás el SUPREMO nos anunció que un demócrata como él es incapaz de vetar a alguien para una contienda electoral. Por favor, no sean mal pensados. Por aquí alguien me intrigó, que ruede una cabeza, faltaba más. Vete Macedo. Para eso estoy YO, EL SUPREMO, para restaurar la legalidad perdida ¿o no? Perdón señor López, que digo, perdón estimado señor López Obrador, subrayado. Y para que no queden dudas retomo el asunto de modificar el 111 constitucional. Patiño reacciona, pero perdone usted Su Excelencia, resulta que llevamos dos años diciendo en todos los niveles que se trata de la defensa del Estado de Derecho, se acuerda usted, y que sólo se defendía la aplicación de la Ley. Y en lo secreto Su Excelencia usted lo ha repetido 816 veces, no llegará.
Cállate que no ando de humor para réplicas, además los malditos de la prensa internacional no se la creyeron y nos han puesto una tunda fenomenal. Por si fuera poco caigo en las encuestas, todo por el mentado desafuero. La fianza de 2000 pesos nos puso en ridículo. Así que nada, va para atrás, Patiño toma nota, YO EL SUPREMO decido que se revise el expediente para que se olvide y para ello nombro procurador a alguien que no sabe nada de eso. Envíalo al Senado para su ratificación inmediata. Por cierto Su Excelencia, los legisladores andan bastante molestos, perdone que se lo diga. Seguro son los tontos priistas, lástima que no pude acabar con ellos en 2003 y eso que le metimos giras Marta y Yo y un millón y medio de spots, y nada caray.
Pero Su Excelencia, también los panistas, los suyos, se preguntan si usted no conocía lo frágil del expediente y lo riesgoso de una maniobra así. No te preocupes Patiño, para todo hay solución, pero Su Excelencia en el Judicial también están verdes, porque recuerde usted que el ofendido formalmente es el Judicial, eso dijimos 439 veces, según consta en mis registros, usted sabe que mis registros no fallan, quiere usted que le lea algunas intervenciones suyas. NO Patiño, eso fue ayer, hoy estamos salvando a la democracia, quitamos nubarrones, suena bien o no Patiño, los nubarrones vienen del cielo, nadie es responsable, pero eso sí YO EL SUPREMO puedo mover nubarrones. Que esa sea la tesis, no te apartes un centímetro, el gran demócrata salva a López, perdón López Obrador, y nunca más eso de que era peligroso, haber cómo enterramos lo dicho, un gran ciudadano que yo siempre he valorado, etc.
Si llega no quiero pleito. Eso va a todos los niveles, cadena nacional, noticiarios y por los caminos que tú sabes. Pronto se olvidará la pifia, Macedo queda de intrigoso y nosotros como sensibles, sobre todo después de la marcha, recurrimos al diálogo, a la política, eso sí, siempre respetuosos de la Ley. A ver qué me inventas para inundar a la nación de algo nuevo. De los changarros ya nadie se acuerda, del Puebla-Panamá, menos, de las reformas ya nadie habla. La memoria popular es corta Patiño, ¿qué te pasa? Sigues preocupado.
Su Excelencia, lamento tener que recordarle, pero lo de Luis Ernesto no salió bien, dividió a la mitad de Latinoamérica en contra nuestra, Lagos está furioso, con Brasil, Venezuela, Colombia, Dominicana, Cuba y muchos más, las cosas andan mal. Y eso de anunciar su declinación después de entrevistarse con Condoleezza pues nos hizo quedar en ridículo. Y qué quieres que haga, Patiño, él se moría de ganas. Pero Su Excelencia, es que en el camino quedaron muchos heridos. No va a ser fácil. Calla Patiño, él se queda donde está, dos remociones son demasiadas, signo de debilidad, eso jamás. Mejor decimos que la transición todavía no acaba. Eso siempre suena bien, la versión de los enemigos de la democracia que están al acecho ha funcionado de maravilla.
Perdón Su Excelencia, no cree Usted que está un poco gastada, con eso de que nunca le ponemos fecha de terminación. Es como el Coco, cuidado la democracia está amenazada, la transición debe seguir, ya no me suena, sobre todo después de que lanzamos en todo el mundo la súbita transformación de la patria en el Edén democrático, se acuerda usted, todo aquello de los derechos humanos antes que nada, nunca más corrupción porque esa sólo era de los otros, nosotros puros santos. Calla Patiño, que no has visto que el 59 por ciento todavía aprueba mi gestión. La estrategia ha sido un éxito, calla. Pero, Su Excelencia el 52 por ciento ya no cree en su palabra. ¡Qué pesimista andas hoy! Debiéramos recuperar las botas o quizá un llamado a un gran Acuerdo Nacional. Pero Su Excelencia como un Acuerdo Nacional si ya hasta los suyos se mofan de usted, qué decir de los otros partidos.
¿Qué salida me dejas? Andas mal Patiño, mejor ya no leas los periódicos, así se te ocurrirá algo nuevo para que el país se siga pintando de azul. Pero Su Excelencia, en las últimas contiendas nos ha ido bastante mal. Los tres primeros años despreciamos las negociaciones con los tricolores porque según las encuestas la Cámara iba a ser nuestra en 2003. No quisimos ver las derrotas locales como mala señal y nada, ¡qué golpe! Después nos empeñamos en garantizar que el ahora señor López no quedara en la boleta. Convocamos a todo mundo haciéndoles creer que el caso era bueno y que lo teníamos bien amarrado y nada. Eso sí, cómo echamos para atrás todas las horas gratuitas de promoción que le dimos. Ni los escándalos lo hirieron. No sé, Su Excelencia, yo ya no veo claro.
Pues haz algo Patiño, mándame de gira internacional, ya ves que en las nacionales he tenido algún pequeño tropiezo, mejor afuera. Eso se puede arreglar, pero Su Excelencia, por favor recuerde que ya tampoco la tenemos fácil. Hacia el norte ya gastamos los cartuchos, hacia el sur el territorio está minado. A los 23 cancilleres del mundo árabe los despreciamos. En Europa ya tampoco nos creen impolutos, se acuerda usted de Berlín. En Inglaterra está lo del Financial Times, en fin. Por favor Patiño, ¡ya basta! Pareciera que la quimera ha ocupado el lugar de mi persona. “Busca la palabra quimera en el diccionario Patiño. Idea falsa, desvarío, falsa imaginación dice Excelencia. Eso voy siendo en la realidad y en el papel...” Una quimera: quien dijo que era un demócrata.