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La Laguna y sus Hombres /

Dr. Raúl Cuéllar Moreno

(Continuación)

LA COMPRA PROBLEMÁTICA

El 21 de noviembre de 1850, los colonos de Matamoros y San Juan de la Carrera, realizaron el contrato de compra-venta con el Gobierno del Estado de once sitios de ganado menor (sitio de ganado menor: cuadro de 180.27 hectáreas) limitados al norte por La Alberca, al sur por La Boca de Calabazas, al oriente por El Gatuño y al poniente por el río Nazas; el precio fue de $1,650.00 pesos, el trato se cerró el 12 de febrero de 1851. El señor Vicente Chávez representaba a los colonos y el señor Ciriza al gobierno y se le pagaron $336.00 pesos por el deslinde (medición). En el oficio decía: Siempre que no pertenezca a propiedad particular o de corporación. Con eso, siempre supieron que la venta estaba en el aire. El señor Zuloaga y su apoderado demostraron con sus títulos que era su propiedad. El señor Vicente Chávez protestó y solicitaron la devolución de su dinero. La respuesta: que no era posible porque ya se había dispuesto de él. Se quejaron al gobierno central y el señor Benito Juárez comunicó al gobernador Vidaurri: si por escasez de fondos el erario no puede devolver la cantidad que recibió por dichos terrenos, será conveniente que se haga convenio con los interesados para darles otros baldíos de los que hay en el Municipio de Álamo y admitió que los mande deslindar y valuar por cuenta de los interesados.

Zuloaga aceptó incluso cederles terrenos de la Región del Sobaco, donde por cierto en los ranchos El Burro, San Nicolás y San Juan Bautista, ya se habían asentado 164 negros mascogos desde 1859, éstos fueron traídos por su jefe ?Juan Caballo? para defender la región de los indios tobosos y comanches, aunque algunos se regresaron a su tribu en Villa Acuña donde aún viven. Zuloaga que además tenía problemas con Juan Ignacio Jiménez por el agua del río y la tremenda sequía no aceptó ningún otro trato con los de Matamoros.

Don Darío López Orduña, Albino Reyes y Leocadio Ibarra en representación de los más de mil habitantes de Matamoros, fueron a la Ciudad de México y expusieron al Presidente Juárez los problemas que tenían con la arrogancia, prepotencia y violencia del español y pedían que se le indemnizara para terminar el litigio, el gobierno central aceptó y lo comunicó al Gobernador Vidaurri que desconoció la orden.

En abril de 1863, los campesinos corrieron violentamente al juez y autoridades puestas por Zuloaga y mandaron a paseo a los hombres enviados desde Viesca.

El 13 de abril el comandante Pablo Mier con gente de Zuloaga, llegó a Matamoros pero no encontró a nadie, don Darío López Orduña y don Juan de la Cruz Borrego verdaderos líderes del movimiento siguiendo su plan, esperaron a la noche y el día 15, a las tres de la madrugada cuando acamparon y estaban descansando, lo sorprendieron; la mayor parte de la gente se pasó al bando matamorense. El comandante Mier y parte de su gente fueron pasados por las armas. Se habían unido a la gente de Matamoros, Jesús González Herrera y su gente y gente de Juan Ignacio Jiménez de Santa Rosa; se adivinaba ahí el odio personal.

González Herrera ahora encabezaba una horda de destrucción de todas las propiedades de Zuloaga que saquearon y quemaron a placer, comenzando por su casa querida de la Hacienda de Hornos, (donde nació González Herrera de quien hablaremos luego). (Continuará).

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