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La mística de los huesos

NIRIA RAMOS MARÍN

Alejandro Cerecero expondrá su obra pictórica bajo el nombre de Reliquias el próximo 18 de agosto.

EL SIGLO DE TORREÓN

TORREÓN, COAH.- Un marco de madera antiguo, laminado en hoja de oro. En el centro, algo que al mismo tiempo atemoriza e inspira reverencia. ¿Qué es? Un hueso. Esto es Reliquias, la nueva propuesta pictórica de Alejandro Cerecero.

La inauguración de la muestra se llevará a cabo el próximo jueves 18 de agosto de 2005 en el foro La Gaviota, del grupo de teatro del mismo nombre a cargo del maestro Gerardo Moscoso.

La cita es en punto de las 8:00 de la noche, la entrada es totalmente libre y además se ofrecerá un interesante performance a cargo del actor Henry Serrano.

Según el escritor saltillense Jesús de León, no sabe cuál debiera ser el espacio ideal para esta exposición, pero lo que sí sabe, es cómo debiera entrar el espectador a observarlas: “de rodillas y con los ojos bajos”, por la temática de la obra, comenta el escritor que el espectador se sentirá como un penitente en acto de contrición en un espacio oscuro “como si estuviera en un confesionario y cada imagen le pueda dar una iluminación súbita, hasta que el efecto sobrecogedor de lo que se ve se hundiera en el rescoldo de una reflexión con tintes metafísicos, místicos, y religiosos”.

Cerecero lo denota así: “Un marco de madera antiguo, laminado en hoja de oro. En el centro, algo que al mismo tiempo nos atemoriza y nos inspira reverencia, y el espectador descubre los huesos”. Para dar una idea de lo que propone Cerecero, basta con conocer algunas de las preguntas que se hace el pintor ante su obra: “¿acaso se trata de una antigua reliquia como ésas de las que habla Eca de Queiroz en su célebre novela donde un personaje vende pedazos de la madera de la cruz, fragmentos de los clavos sangrantes, pedazos de la túnica, cabellos del redentor o, tan siquiera, un pequeño fragmento de la corona de espinas?”, se cuestiona el autor.

La obra está llena de sobresaltos visuales y cada cuadro tiene una sorpresa reservada, ya que se manejan diversas imágenes en dimensiones es por eso que cuando se pasa a la siguiente pintura, “nos desengañamos, de pronto vemos un hueso pero conforme observamos más, descubrimos que hay otro hueso, sí, pero además, detrás está la imagen de San Jaime, matador de moros, por lo cual el hueso deja de parecer un vestigio anatómico y se convierte en trofeo de una guerra santa” dice Cerecero.

En otro cuadro del pintor -uno de los más llamativos-, es posible en medio de angélicas imágenes y una santa o santo con la cara tapada, de pronto, el público se topará con otro fragmento de osamenta. Resulta inquietante la mezcla que el pintor hace entre marcos viejos y remozados, motivos religiosos en segundo plano y en primer plano algo que merecería estar en un yonque o en el gabinete de un quiropráctico.

En cambio este otro estuche, aunque no tan lujoso, se ve más completo. Contiene no solamente huesos sino hasta un par de pezones. Todo distribuido con la propiedad y precisión de una caja de herramientas. La ilustración en el lado interior de la tapa tiene algo de retablo antiguo, algo de miniatura medieval y algo que, al mismo tiempo nos atemoriza y abate.

¿Es la historia de un martirologio? ¿Se trata de la expulsión del paraíso? ¿Es un vía crucis? ¿Son escenas del Apocalipsis? No se sabe. Y el autor concluye preguntando: “¿quién será el usuario de esta extravagante caja de herramientas?”.

Sin duda una propuesta inquietante que el público no se debe perder, ya que además de la temática de la obra, Alejandro Cerecero es un artista plástico que realiza trabajos conocidos como “de caballete” y es así como plasma su creatividad en murales que se ubican tanto en México como en el extranjero, en países como Italia, España, Estados Unidos y varios lugares más.

La palabra reliquia viene del latín “reliquiae”, que significa restos, y se refiere a un objeto asociado a un santo (o con una persona considerada santa pero aún no canonizada).

En la antigüedad, los restos de personas importantes para una creencia u objetos que tuvieron relación con éstas, se guardaban y eran consideradas sagradas, a lo largo de los años se han custodiado y se veneran por un culto.

Los tipos

Las reliquias pueden ser de tres grados:

Primer grado: un fragmento del cuerpo.

Segundo grado: un fragmento de su ropa o de algo que el santo usaba durante su vida (rosario, Biblia, cruz, entre otros). También objetos asociados con el sufrimiento de un mártir.

Tercer grado: cualquier objeto que ha sido tocado a una reliquia de primer grado o a la tumba de un santo.

FUENTE: El Siglo de Torreón

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