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LOS ÁNGELES, CALIFORNIA.- Cuando faltan tres meses para la gran noche de Hollywood, los aspirantes a obtener un Premio de la Academia ya están practicando sus discursos.
No sus discursos al recibir el galardón, sino la retórica de que ni siquiera piensan en los Oscar. Ya sea por temor de sonar ególatras o de arruinar sus oportunidades, la mayoría de las estrellas prefieren mostrarse modestos incluso mientras fantasean con alzar la pequeña estatua de oro.
?No sé qué tipo de mentiras le dicen a usted los cineastas, y yo podría ser acusado de vanidoso por reconocer que pienso en ello?, dice el director Bennett Miller, cuyo Capote puso a Philip Seymour Hoffman en la contienda por el premio al mejor actor. ?Creo que es vanidad decir que uno no (piensa en ganarlo). Porque sí piensa?.
La moderación es la clave. Reconocer que el reconocimiento a los colegas sería algo bueno, pero que esos honores están fuera del alcance de uno y eran lo último en lo que pensaba al hacer la película.
?No me gusta tener que soñar en ese tipo de cosas?, dijo Ziyi Zhang, una posible nominada al premio a la Mejor Actriz por su interpretación de una niña pobre que asciende a una posición destacada en Memorias de una Geisha. ?Me preocupo por mi trabajo y simplemente trato de hacer mi mejor esfuerzo. Posteriormente uno no puede controlar lo que ocurrirá. Si es una buena película, tal vez tengamos una oportunidad?.
?Si mi trabajo es reconocido de esa forma, excelente?, dijo Claire Danes, que suena para un Oscar por el drama romántico Shopgirl. ?Si no, no hay problema. Esa no es la razón por la que hago lo que hago. Sólo quiero que la gente tenga una oportunidad de reflexionar sobre su propia vida cuando ve mis películas?.
Ese es precisamente el tipo de retórica favorecida por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, cuyos 5 mil 800 actores, cineastas y otros profesionales del sector votan en la ceremonia del Oscar, cuyas nominaciones se dan a conocer el 31 de enero y los premios se entregan el 5 de marzo. A la gerencia de la Academia le molesta cualquier cosa que intente reducir lo sonoro de las campañas.
La mejor estrategia para las estrellas y los directores es permanecer lo suficientemente visible en entrevistas y eventos, pero nunca parecer muy contento por la posibilidad de recibir un Oscar.