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La plaza de armas

Emilio Herrera

De vez en vez he venido insistiendo desde hace varios años en que el embellecimiento de nuestra Plaza de Armas es necesario, ya que no puede una ciudad del rango de la nuestra conformarse con que sólo se le ofrezcan bancas para el descanso, la plática con el vecino accidental o las siestas, cabe la frondosidad de los árboles y el son del agua al caer sobre sí misma en sus añejas fuentes. He insistido, también, sobre la contratación de un verdadero jardinero, es decir, de alguien que ame las flores.

En alguna ocasión llegué a sugerir que alguno de los grupos de damas que en nuestra ciudad se ocupan con pasión del cultivo de las flores, asesoraran a título de contribución el hermoseamiento de este jardín al o a los jardineros que se contrataran para tal efecto. De entonces a acá han surgido en nuestra ciudad negocios que se dedican al diseño y/o hermoseamiento de jardines, así que embellecer más a nuestra Plaza de Armas va siendo cosa de ganas de querer hacerlo.

Hay plazas en algunas partes del mundo que se visten únicamente de rosas, acaso por tener el rosal una floración más larga o por darse, las rosas, en una gran variedad de colores y matices. Pero, las hay, también, que tienen su propio vivero y éste puede proveerles oportunamente de las flores del mes con su diversidad de colores y de aromas. El descanso de los visitantes de esas plazas no sólo es dormitivo sino que siendo disfrutable para la vista como que alerta, sobre todo si se tiene la suerte de quedar cerca de flores con aroma. Por otra parte estando nuestra Plaza de Armas en lo que sigue siendo el corazón de la ciudad, este toque de delicada hermosura sería la mejor bienvenida para nuestros visitantes.

Si de alguna manera fuera factible señalar en el presupuesto de Parques y Jardines una cantidad extra para ir logrando este embellecimiento, Torreón podría recuperar algo de lo que el tiempo y la indiferencia le ha quitado. Pero, ya se sabe que la gran dificultad para cualquier mejora son los centavos. No se sabe qué pasa con ellos en todas partes. Dicen que andan en muy buenos caballos. Quién sabe. La cuestión es que nunca se tienen para nada, con excepción de para campañas políticas. Para esto si no sobra, al menos siempre se encuentra el necesario.

Y aquí es bueno recordar a aquellos 27 mil torreoneses que hace doce años le firmaron a nuestra Plaza de Armas una declaración de amor. ¿Se acuerdan? Pues, “¡Órale!”

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